martes, 22 de diciembre de 2015


¿Para qué sirve el arte?

     Voy a intentar responder  esta pregunta primordial con un caso práctico.

I.- Yo, que no puedo tirar nada a la basura, soporto durante más de un año un abanico publicitario de Broadway estorbando sobre el tablero de mi taller.  Finalmente, en esos lapsus que me ataca el espíritu reciclador, decido recuperar para la utilidad práctica la estorbosa pantallita neoyorkina.





II.-  Y como también me andaba sobrando (y molestando) una máscara de plástico de mi proyecto de las Bandejas, sumé dos más dos y me puse a hacer mi versión de “abanico enmascarado” (sí, me repito y me repito, hasta el absoluto aburrimiento).




III.- Como estábamos reciclando (que en mi confuso desarrollo de ideas es una forma de hacer limpieza) usé en la empresa todo eso que andaba de remanente dando vueltas por ahí: cintas, soguitas, glitters, lentejuelas, plumas, y siguen las firmas.





IV.-  Más o menos terminada, comprobamos que como abanico no sirve (obviamente), porque al intentar sacudir el esperpento para hacer aire todo lo adherido claquetea de modo amenazante.





V.-  Ya que como abanico mucha utilidad no iba a tener, ¡qué más da!  Perdido  el objetivo que no se desperdicie el glamour originario, y habiendo surgido de las tablas a ellas rememoramos agregándole una boa de plumas bien teatral.












VI.- Y mientras acomodábamos el conjunto para las fotos que reseñaran con honestidad que mi Abanico Enmascarado resultó un trasto útil para nada, mi gata decidió investigar -con su habitual solemnidad- el asunto.




   Mi gata consideró rápidamente que el pequeño armatoste emplumado era muy apto para su esparcimiento.   Cuando quise indicarle que eso era “arte” y no su juguete, ella me recordó su parentesco con los leones.  Es mío”  me dejó en claro.




“¿Entendiste?”




VII.- Conclusión.  Así, en este caso práctico, hemos comprobado que un Abanico Enmascarado constituye un juguete idóneo para el divertimento de los gatos domésticos, quienes, en el caso de marras, resultan los destinatarios ideales de este tipo de expresiones artísticas.







  ¿Para qué sirve el arte?  Para que juegue Cati.




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