Al año que comienza yo
le pido un mundo distinto
Que pólvora e incienso no se mezclen al olor
Que no me inquiete tanto el futuro de mis hijos
Que no paguen la broma del hambriento barrigón
Que tengan un planeta que esté vivo y les abrace
El mundo que yo quiero sé que no lo veré yo
Yo quiero que el futuro quede libre de pendejos
Que no te asuste más mi letra que una bala de cañón
Que pólvora e incienso no se mezclen al olor
Que no me inquiete tanto el futuro de mis hijos
Que no paguen la broma del hambriento barrigón
Que tengan un planeta que esté vivo y les abrace
El mundo que yo quiero sé que no lo veré yo
Yo quiero que el futuro quede libre de pendejos
Que no te asuste más mi letra que una bala de cañón
Alejandro
Sanz, El Silencio de los Cuervos
Será que
ha sido un año muy duro y absurdo dentro de un cúmulo demasiado largo de años
duros y absurdos. Será que la sinrazón y
la estupidez en un momento saturan y se autodestruyen aun en la cabeza del más
necio. Será que lo bueno siempre, al
final, decanta.
Lo cierto es que esta mañana uno
percibe un entusiasmo tranquilo pero concreto por volver a la normalidad. Por relajare,
por dejar de estar a la defensiva, por retornar a que las cosas sean lo que obviamente
son y que las palabras (el relato) tornen a su lugar, a ese plano más distante –ajeno y propio de
los que juegan ese juego en exclusiva-, que no interfieran complicando la vida
real de las personas reales. …Que
no nos inquiete tanto el futuro de nuestros hijos…
Será que
ya está, que se terminó. Que volvemos a
cierta cuota de cordura cotidiana. Será
que tener esperanza vuelve a ser una posibilidad. Tal vez nos traicionen otra vez, tal vez volvemos
a creer para dar chance de que nos decepcionen de nuevo. Pero hay una sospecha colectiva muy palpable
de que aun en el peor de los casos, una temporada de sentido común y sobria
normalidad a todos nos va a hacer mucho bien.
Una pausa para respirar. … Yo
quiero que el futuro quede libre de pendejos…
...Que no te asuste más mi
letra que una bala de cañón...
Volver
“a
las cosas”, como nos aconsejaba Ortega
y Gasset. A las cosas. A la vida.
Al trabajo honesto, al esfuerzo, a los méritos. Al respeto y al buen
trato. A ser como éramos, como siempre
fuimos, como nos gusta ser.
No hay comentarios:
Publicar un comentario