La totalidad de las imágenes que se reproducen en este blog corresponden a obras de mi autoría.
domingo, 28 de febrero de 2016
viernes, 26 de febrero de 2016
Intencionales bis (Dedicado a quien siempre me pregunta “¿Cómo es que se te ocurren estas cosas?”)
Pongamos
que estoy en uno de esos momentos en que me obsesiono con un personaje histórico, como allá
por el 2009 cuando el papa Borgia y
sus impresionantes hijos eran mi único punto de interés. Tras conseguir tanta bibliografía como estuvo a
mi alcance, más alguna indagatoria por la web, al ya no conseguir más data pasé a decantar dibujando algo ad hoc.
En esos días tenía unas cajas de fibro-fácil que habían quedado en mi taller de
otros proyectos y decidí pintar a la bella hija del papa catalán en lo que
sería una caja de habanos.
Tome por
modelo una vieja postal erótica (creo que polaca) para personificar a Lucrecia y decidí incluir de algún modo
al imponente Rodrigo Borgia. Y como filatelista aficionada (la filatelia es como una archivo
geográfico-histórico universal, el compendio en miniatura de todo) busqué
en mi colección algo alusivo al papa Alejandro.
Mis sellos del Vaticano son escasos, pero una linda serie de los pontífices era
adecuada, salvo por el detalle de que no estaba el que yo quería. Así que hubo que crear una estampilla para mi
papa favorito. Tome de base la de Pedro...
...Y usando la efigie de una medalla que reproduce Ivan
Cloudas en “Los Borgia”…
...tuve a padre e hija consentida en la misma
composición. El matasello que incluí
traté fuera lo más fiel posible al original para disimular la falsedad de la estampilla que nunca fue.
Cuando la firmé (por esos años aun firmaba) le agregué el título de la obra Caja Borgia, casi como si insistiera en que se entendiera de que se
trataba. Pero como esta caja está en mi
biblioteca y es una de esas cosas que hice para mí, es muy poca la gente que la
ha visto en directo y estoy segura que solo la calificaron como “otra
mujer desnuda” que pinté. El espectador nunca ve lo mismo que ve el creador, la obra se recrea en cada mirada individual.
jueves, 25 de febrero de 2016
Reconozco
que a veces puede haber alguna intencionalidad en mis obras, pero más por compartir el juego que
por trazar moralejas.
En Prologo
II, la coincidencia del sector del mapa correspondiente a The
South Frosen Zone…
Y por llevar la contraria, en Sin Título en verde (pornografía
cartográfica) en su extremo izquierdo, la delimitación de las Zonas Temperatas y la Zona
Tórrida traducidas a geografía femenina…
La Bruja
Doméstica se arrodilla sobre un gráfico territorial que marca el sector
de tierra Frigida, mientras que el paisaje que se mezcla es una vista (¡obviamente!) de la ciudad belga de Brugge, donde se encuentra una Madonna (la Virgen y el Niño) de Michelangelo que fuera la única obra en salir de territorio italiano en vida de su autor …
En 1952,
America
pars magis cognita es, obviamente, una invitación a sumergirse en el
realismo mágico latinoamericano…
miércoles, 24 de febrero de 2016
Se podría decir: “Las mujeres sin rostro que pinta GF hablan
de una mujer universal atravesada por su tiempo y por su cultura…” Pero sabemos que no sería cierto. Mis mujeres sin cara no se deben a una
búsqueda de identidad indefinida y múltiple sino a mi enojo cuando, allá hace
un montón de años, descalificaban mi trabajo tildándome –con tono de insulto- de
mera “retratista”. Así que decidí ir por el opuesto: dejé el
retrato (que es lo que siempre me ha
gustado) y contrataqué con desnudos frontales sin rostro. ¿Qué quería decir con eso? Nada, berrinche, puro berrinche. O sí, quería decir originariamente: tengo veinte años y no me dejan pintar
retratos.
O se podría decir:
“Los desnudos femeninos que pinta GF
ocupan el centro de la escena con conciencia de protagonismo, reclamando la
atención sin falsos pudores…” Y
tampoco sería exacto. Pinté inicialmente
desnudos femeninos porque era más fácil encontrar modelos sin incurrir en
grandes gastos. Era tomar revistas de
moda, escoger posturas y dejar de lado la ropa.
Después, -¡¡bendita internet!!- obtener modelos de ambos sexo fue igual
de accesible y pude optar por el desnudo (unisex) como leiv motif por la
sencilla razón de que lo que me interesa es el ser humano. No son las mujeres mis protagonistas, aspiro
a que se entienda que lo que me fascina es la humanidad.
También podría
decirse que: “Trabaja sobre fondos
oscuros para que sus personajes actúen como faros de atención…” y la verdad, me daría vergüenza reconocer que
pinto sobre lo que encuentro, literalmente sobre cualquier cosa, que usé unas
hojas canson negras escolares porque quería limpiar la paleta y era lo que
tenía más a mano. Quedó vistoso y lo
conservé. El Faro de Alejandría sólo
tenía vocación de faro, algunos de mis trabajos se tratan sencillamente de
estas ganas gratas de dibujar que me acompañan desde siempre.
martes, 23 de febrero de 2016
“Tal vez una de las luchas más importantes
de su vida haya sido la que llevó a cabo en favor de la mujer. (…) Comenzó en tiempos muy duros para sus
congéneres: una mujer no podía aspirar a una carrera universitaria, no podía
salir sola a la calle ni siquiera con su novio (necesitaba un chaperon), no
podía, sin escándalo público, usar vestidos sin mangas o rouge en los labios: ella
misma lo ha vivido, es su propio caso.
En 1921, desafiando insultos callejeros, manejaba un Packard, con el
mismo derecho y la misma destreza con que lo hacía cualquier hombre. Por esa época -1920- publicaba sus “ideas por
la prensa”, haciendo uso de un derecho constitucional destinado a todos pero
que no era bien visto si se trataba de una mujer. (…)
Su brega por la causa femenina no sólo viene
de lejos sino que abarca todos los frentes: hacia 1934 ella y algunas amigas,
protestaban ante el juez porque algunas reformas hechas entonces al Código
Civil tendían a disminuir los ya, por naturaleza, flacos derechos de la
mujer. Discute con el juez el caso de “la
segregación de los hijos adulterinos”.
El juez la escucha con cortesía pero como quien oye llover,
aconsejándole, finalmente, que no se mezcle en lo que no le concierne. (…) La siguiente anécdota lo confirma: “A una amiga mía y a mí (las dos
éramos casadas y andaríamos entre los veinticinco y los treinta años) nos
echaron de un salón de té, en Buenos Aires (la confitería París) porque fumamos
un cigarrillo.” (…)
Su lucha en este terreno ha tenido siempre
un objetivo claro: igualdad de responsabilidades, igualdad de derechos y de
posibilidades entre hombre y mujer.
Terminar con la postergación de la segunda en beneficio del primero. Este feminismo no significó nunca una lucha
contra el hombre, al contrario, admira a todo aquel que lo merece, lo respeta
pero, eso sí, se opone al machismo, “caricatura
y deshonra de las virtudes viriles”.”
Alba
Omil, “Frente y perfil de Victoria Ocampo”,
Ediciones
Revista SUR, Buenos Aires 1980, páginas 155/157
¿Entendés? Lucha de género de
verdad era en 1920 manejar un auto o fumar en público. Nosotros hoy solo podemos vivir concretando
diariamente esa igualdad por la que muchas mujeres batallaron un siglo
atrás. Pedir “cupo femenino”, o prerrogativas especiales que nos favorezcan
porque somos “mujeres” es simplemente
un retroceso.
Lo lógico
es actuar con convicción la absoluta igualdad.
Yo no espero un trato especial por ser mujer, como tampoco acepto que
den un trato especial a alguien por ser hombre.
O sea. No, yo no soy una artista
en una cruzada feminista, ni mi obra es un panfleto libertario. Estoy –como cualquier persona ética- en contra de toda discriminación y de toda
violencia ejercida contra un ser humano indiferentemente de su género.
Claro,
puedo ver tu punto: manifestar por la “violencia de género” hoy es políticamente
correcto, vende muy bien. El cool. Otorgarle a mi
obra un discurso por ese lado podría significar difusión gratis y múltiples
espacios de exhibición. Pero sería
mentira. Yo no reclamo derechos, ya los
tengo y los ejerzo (y ese ejercicio es de mi responsabilidad exclusiva). No voy a estructurar una sarta de falsedades
que nada tienen que ver conmigo (y que
haría que los que me conocen rueden por el piso a las carcajadas) por más que eso me asegure un acceso al
mercado del arte que no tengo por otra vía.
Gracias. Pero no.
lunes, 22 de febrero de 2016
“Ya
ves, decía para mis adentros, para sustraerte al poder de lo desconocido, para
demostrarte a ti mismo que no crees en ello, aceptas sus encantamientos. Como un ateo confeso, que ve al diablo por la
noche y hace el siguiente razonamiento de ateo:
sin duda, él no existe, es sólo una ilusión de mis sentidos excitados,
quizá un efecto de la digestión, pero él no lo sabe, y cree en su teología al
revés. ¿Qué podría meterle miedo a él,
que está seguro de su existencia? Basta
con santiguarse y él, que cree, desaparece tras una nube de azufre (…) Mejor que la pesadilla fuera realidad, si
algo es verdad, es verdad, y uno no tiene nada que ver con ello.”
Umberto Eco, El Péndulo de Foucault.-
“Si algo es verdad, es verdad, y uno no tiene nada que ver con ello.” Eximente de responsabilidad,
la realidad es la excusa perfecta para lavarnos las manos. El mundo funciona así, no estoy de acuerdo, no
me parece bien, pero así funciona… que le vamos a hacer.
El
mercado -dios padre mentor de toda
lógica- en general y el del arte en particular, es lo que es. Con sus reglas, sus rituales y su movilidad
centrífuga. Es, ahí está, y a llorar a
las iglesias. Este juego se juega de
esta forma y si no te gusta no entrés a la cancha porque te llevan puesto. Claro, es lo que es, y uno no tiene nada más
que hacer al respecto. La gente sensata –se supone- se resigna a la realidad y
enfila para otro lado. ¿Las uvas están
verdes? No, simplemente no es temporada de uvas, y como con esto de los transgénicos los
tomatitos cherries y las uvas tienen el mismo gusto, da igual. Sucedáneo
de café, como le ofrecen al Comisario Richiardi.
Me
explican (por enésima vez) todas las
cosas que estoy haciendo mal. Por ahí no
voy a llegar a ningún lado, me repiten para convencerme o aburrirme. El mundo (el
mercado) no funciona así. No importa
lo que hagas sino a quién conocés. No
cuenta la calidad sino los contactos.
Una obra es una circunstancia intrascendente, lo que vale es como la
cuenta un Curador con chapa de tal y honorarios de consulting internacional. Menos
obras -me resume-, menos aislamiento en tu taller y más
relaciones públicas. Se trata de conocer
a a quién vale la pena conocer.
A estas
alturas resulta una contienda de terquedades; ver cuál de los dos pierde la
calma primero y empieza con los insultos.
Yo sé que tras su primeras intenciones (hacer dinero a mi costa, entendiéndose por hacerse de mi dinero para
costear su aventura de representarme), hay una honesta intensión oculta de
hacerme un favor. La pobre estúpida empecinada
en dedicarse al arte cuando no se relaciona con nadie del medio. La idiota que cree que con convicción, mucho
trabajo y tal vez un mínimo de talento algo pueda hacerse frente a los monstruos
sagrados del marketing, el branding y las public relations. Me aburre
tanto. La teoría es teoría. Tampoco nada me asegura que sus fastuosas planificaciones estratégicas converjan
inevitablemente en la gloria y la fortuna.
Solo que yo seguiré haciendo lo mismo mientras le pago un sueldo por
barbotear discursos ridículos y obligarme a sociabilizar con personas que
probablemente no me agraden en lo absoluto (y
balbuceen otro tanto de estupideces).
Hago lo
que hago porque, precisamente, lo hago. Porque quiero
hacerlo. Porque puedo hacerlo.
Porque me divierte hacerlo. Tenga
o no una galería que me comercialice, o un curador que me vincule con el jet
set del arte, o un marchand que cante loas de mi obra y me incluya en su
portfolio de ventas, yo, acá, voy a seguir haciendo lo mismo que hago. Porque quiero, porque puedo, y porque me
divierte. No estoy tratando de llegar a ningún
parte. No sé cómo puede ser tan difícil de
entender.
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