miércoles, 24 de febrero de 2016




     Se podría decir: “Las mujeres sin rostro que pinta GF hablan de una mujer universal atravesada por su tiempo y por su cultura…”  Pero sabemos que no sería cierto.  Mis mujeres sin cara no se deben a una búsqueda de identidad indefinida y múltiple sino a mi enojo  cuando, allá hace un montón de años, descalificaban mi trabajo tildándome –con tono de insulto- de mera “retratista”.  Así que decidí ir por el opuesto: dejé el retrato (que es lo que siempre me ha gustado) y contrataqué con desnudos frontales sin rostro.  ¿Qué quería decir con eso?  Nada, berrinche, puro berrinche.  O sí, quería decir originariamente: tengo veinte años y no me dejan pintar retratos.




    O se podría decir: “Los desnudos femeninos que pinta GF ocupan el centro de la escena con conciencia de protagonismo, reclamando la atención sin falsos pudores…”  Y tampoco sería exacto.  Pinté inicialmente desnudos femeninos porque era más fácil encontrar modelos sin incurrir en grandes gastos.  Era tomar revistas de moda, escoger posturas y dejar de lado la ropa.  Después, -¡¡bendita internet!!- obtener modelos de ambos sexo fue igual de accesible y pude optar por el desnudo (unisex) como leiv motif por la sencilla razón de que lo que me interesa es el ser humano.  No son las mujeres mis protagonistas, aspiro a que se entienda que lo que me fascina es la humanidad.




    También podría decirse que: “Trabaja sobre fondos oscuros para que sus personajes actúen como faros de atención…”  y la verdad, me daría vergüenza reconocer que pinto sobre lo que encuentro, literalmente sobre cualquier cosa, que usé unas hojas canson negras escolares porque quería limpiar la paleta y era lo que tenía más a mano.  Quedó vistoso y lo conservé.  El Faro de Alejandría sólo tenía vocación de faro, algunos de mis trabajos se tratan sencillamente de estas ganas gratas de dibujar que me acompañan desde siempre.








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