Intencionales bis (Dedicado a quien siempre me pregunta “¿Cómo es que se te ocurren estas cosas?”)
Pongamos
que estoy en uno de esos momentos en que me obsesiono con un personaje histórico, como allá
por el 2009 cuando el papa Borgia y
sus impresionantes hijos eran mi único punto de interés. Tras conseguir tanta bibliografía como estuvo a
mi alcance, más alguna indagatoria por la web, al ya no conseguir más data pasé a decantar dibujando algo ad hoc.
En esos días tenía unas cajas de fibro-fácil que habían quedado en mi taller de
otros proyectos y decidí pintar a la bella hija del papa catalán en lo que
sería una caja de habanos.
Tome por
modelo una vieja postal erótica (creo que polaca) para personificar a Lucrecia y decidí incluir de algún modo
al imponente Rodrigo Borgia. Y como filatelista aficionada (la filatelia es como una archivo
geográfico-histórico universal, el compendio en miniatura de todo) busqué
en mi colección algo alusivo al papa Alejandro.
Mis sellos del Vaticano son escasos, pero una linda serie de los pontífices era
adecuada, salvo por el detalle de que no estaba el que yo quería. Así que hubo que crear una estampilla para mi
papa favorito. Tome de base la de Pedro...
...Y usando la efigie de una medalla que reproduce Ivan
Cloudas en “Los Borgia”…
...tuve a padre e hija consentida en la misma
composición. El matasello que incluí
traté fuera lo más fiel posible al original para disimular la falsedad de la estampilla que nunca fue.
Cuando la firmé (por esos años aun firmaba) le agregué el título de la obra Caja Borgia, casi como si insistiera en que se entendiera de que se
trataba. Pero como esta caja está en mi
biblioteca y es una de esas cosas que hice para mí, es muy poca la gente que la
ha visto en directo y estoy segura que solo la calificaron como “otra
mujer desnuda” que pinté. El espectador nunca ve lo mismo que ve el creador, la obra se recrea en cada mirada individual.
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