Más detalles (o cuanto más absurdo puede
volverse el absurdo).
La mesa
del no-cumpleaños del Sombrerero y La Liebre de Marzo implica, ne-ce-sa-ria-men-te,
tazas de té. Inevitable. Por si nadie lo ha dicho antes manifiesto públicamente
que hacer tacitas con papel de diario de
tamaño inferior a un dedal es algo complejo.
El pegoteo en los dedos destruye cualquier amague, y al final uno
termina aceptando lo que salga con gomosa resignación. Esto salió (sí, ya se, la tetera está espantosamente chueca; pero es lo que hay).
La
escalera donde se subió Alicia (chueca también, ya sé; es papel de diario
¿O.K.?) emprolijó un poco volviéndose damero, pero pintar con todos los
personajes ya fijados a la base hace que sea complicado dominar el pincel (para la bitácora: hay que diseñar antes de
montar, es más cómodo; ir haciendo sobre la marcha conforme se nos ocurre no es
lo más práctico del mundo).
Y el
texto de la página central, para que quedara compensado en el
conjunto, me obligó a repetir su última
oración en las hojas dobladas. Pero
sospecho que esa necesidad acabó teniendo sentido, como reafirmación de la idea:
acá
estamos todos locos.
Había
decidido agregarle a la Reina de
Corazones (omitirla es, por cierto,
imperdonable) pero no hay manera de incluirla sin destrozar el precario
equilibrio del conjunto.
Así, que
tras pasar todo un día dibujándola la Reina
quedará, como tantas otras cosas, dando vuelta por mi tablero a puro estorbo… triste –y clásico- destino para Su Majestad.
But
I don´t want
To go among
Mad people said
Alice
Oh you can´t
Help that said
The Cat
We´re all mad here
Lewis
Carroll, Alice in Wonderland
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