Proceso creativo de algo que no sé hacer
(o sea, la típica acción autodidacta: ir
viendo que sale sobre la marcha).
Para
intervenir indumentaria hay que arrancar consiguiendo la “indumentaria”. Me
aconsejaron usar algo de algodón (lo típico: una remera blanca). Pero no tengo y eso implica salir a
comprar. Y como se trata de
experimentar, de probar, prefiero usar cualquier cosa antes de trabajar sobre
material nuevo. Así que agarro una
prenda usada de un bolsón que hay en mi taller a la eterna espera de llevarla a
donar a algún lado. Agarré una camperita
de jean no demasiado usada y que quedó chica al correr de los años.
Por un
análisis lógico (mi lógica) una
campera no es conveniente para mi experimento, pero sí lo es un chaleco. Una campera es algo útil, uno no le andaría
pintando y pegando cosas. Un chaleco, en
cambio, es una prenda totalmente inútil, caprichosa (no abriga, no protege, es sólo un complemento que se usa por qué sí, de
pura ganas), perfecta para enredar en las naderías del arte. Así que a mi camperita de jean le saqué las
mangas y obtuve mi lienzo pronto al juego.
Decidí hacer lo que más hago:
máscaras. Lindas de componer,
convenientes para agregarle texturas no pictóricas, propias de una indumentaria
no convencional. Así que traté de
posicionar con acrílico un par de máscaras y una calavera en la espalda del
chaleco. Traté. La pintura no corre sobre el jean, y cuando
muy diluida logro aplicarla el color base la absorbe y difícilmente se logra
algo más que una mancha despareja. Tuve
que dar capa sobre capa de blanco para ubicar la idea.
Ya seco
el boceto inicial, fui tratando de definir zonas. Pero cuando quise afinar detalles de vuelta
el jean me entorpeció el trazo y absorbió de modo irregular la pintura,
restando tanto definición como color. Demasiado
trabajo y múltiples manos de pintura superpuesta permitieron que me acercara a
la definición que me gusta.
Me harté
del acrílico y decidí recurrir a mis lapiceras de tinta en gel. Total, esto es un experimento, ¿no? Si lo
arruino lo tiro y consigo una remera de algodón. Y ahí fue cuando empezó a tomar forma. Por fin comenzó no solo a gustarme, sino a
ser divertido también.
Y después
me permití colocar pintura dimensional y múltiples brillitos, y en ese jolgorio
ya estaba siendo absolutamente yo.
Y llega
la hora de los detalles: un cascabel en el sombrero…
…unos flecos de seda…
Pruebo a
ver como luce en vertical y creo que vamos por buen camino:
No hay comentarios:
Publicar un comentario