martes, 30 de mayo de 2017

  El eterno retorno (o estar siempre rondando sobre la misma duda)

     La serie de retratos que estoy trazando dentro del ideario de Burlesque son mixturas de grafito y tintas (tradicionales y en gel) sobre papeles artesanales e industrializados, superpuestos e intervenidos con fuego.  El papel artesanal, batik de distintos colores, genera una primera selección de obras “definitivas”.  De las hechas sobre papel verde la que quedó es Janet







…de las de papel azul Le Cirque





…y sigo buscando la de papel rojo.


     Los dos primeros intentos en rojo, Vaudeville y Gipsy, no me terminan de gustar y no las considero listas para integrar la serie.






    Ahora estoy sobre el tercer intento, que me entusiasma un poco más, pero llegando al punto de la duda habitual:  las anteriores se arruinaron porque me excedí pero a esta la encuentro demasiado simple, necesita algo más, e intuyo que ese algo más va a ser lo que desborde y la arruine como a las otras dos.







     Peco por exageración pero cuando me impongo la simpleza lo que queda carece de autenticidad. Debería poder detenerme en el límite exacto que separa esa aspiración barroca de la sobrecarga kitsch.  A veces me sale naturalmente, paro cuando debo y la obra tiene satisfactoria entidad.  Pero casi siempre me paso de largo y hago de más.  Estoy otra vez filando el precipicio; no me gusta porque le falta algo pero me aterroriza exagerar como de costumbre.  Y sigo sin encontrar mi retrato en papel rojo.











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