Hoy se
celebra a nivel internacional el #Día del Reciclado.
La reutilización de materiales es una acción a la que adhiero desde siempre, aunque quizá no tanto por su finalidad ecológica (criterios primordiales hoy pero no desde hace mucho) sino por mi tendencia a encariñarme de las cosas –hasta de la basura- y negarme a deshacerme de ellas.
Lo que me
genera dudas es si reciclar para generar inutilidades artísticas es, en
rigor, re-utilización de los deshechos. Lo que hago con lo que rescato del
cesto de la basura no sirve, re-al-men-te,
para nada productivo. Sólo para el juego
y (espero) el disfrute estético. Quizá la justificación racional sea que la
energía que coloco en reciclar -para nada útil- es mi sucedáneo de terapia, que en vez
de consumir pastillas consumo basura y que los cachivaches que produzco con
ella son la condensación de mi (supuesta) salud mental. O algo así. La auténtica pulsión creativa.
Pero como
cajas y servilletas (usadas) de papel pasaron a ser Mi Caballito de Carrusel…
Considerando que lo que se celebra hoy es lo que hago todo los días, adhiero con entusiasmo y por una vez veo el desparramo lamentable de residuos y deshechos que acumulo en mi taller con absoluto cariño.
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