lunes, 1 de mayo de 2017







   En siete días –el próximo domingo 7 de mayo- este blog celebra cinco años de existencia.  Es como mucho, me digo; tanto tiempo aplicado a algo que no genera ningún tipo de beneficio práctico. 

     Visto desde afuera, carece de sentido dedicarle horas diarias a un blog que no vende nada ni publicita para terceros ni vincula palabrerío on line a actividad remunerada off line.  Desde mi realidad y siendo que siempre he llevado diarios personales, escribir en papel o escribir en la notebook es más o menos lo mismo.  Sigo haciendo lo que siempre he hecho.  Esto cinco años de blog se integran a los casi cuarenta que llevo garabateando mi cotidianidad.   A los diez me regalaron –un clásico- mi primer libreta de tapa de cuerina verde inglés con candadito y la leyenda en dorado de  “Diario Íntimo”.  De ahí para acá no he dejado de pensar en conjunto con el papel y lapicera en mano.








     Como celebración anticipada, las últimas semanas me he puesto a revisar las primeras entradas, las del año 2012.  Descubriendo errores de tipeo y un amontonamiento en el montaje, he estado corrigiendo y acomodando.  Tratando que todas las entradas sean los más prolijas y estéticas posibles.  ¿Para qué?  Para nada, sólo por gusto de que las cosas estén bien hechas.    Agrando algunas imágenes, doy más espacio al texto para que sea más sencilla su lectura, coloco la debida sangría.  ¿Más trabajo inútil?  ¿Más tiempo dedicado a no generar nada productivo y económicamente rentable?  Tal cual.  Mi vida es una historia de tiempos perdidos y sinrazones varias.









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