La
tercera de las Arlequinas, la Colombina, acumula todos los
problemas del trío original.
Desproporción en la cabeza, malos cálculos con el cuello, de tanto
remiendo terminó en el suelo varias veces, en una de las cuales se partió las
dos rodillas. Después se desequilibraron
las piernas y no hubo forma de volver a pararla firme. Más caídas, se aplastó la cabeza, se rompió
el gorro, y siguieron montones de pequeños estropicios. Como último intento decidí sujetarla a una
base, y convertir a ésta en un carrusel que me permitiera afianzar en su
estructura toda la figura.
Y
siguieron los problemas. Mi carrusel
debería tener caballitos, pero el primer recorte de un rollo de cocina me dio una
especie de perro…
Segundo
recorte, más altura, pero salió más como una llama o a una jirafa enana…
La tercera es la vencida –o más o menos- y con buena voluntad se parece más a un caballito…
En un
exceso de optimismo recorto cinco y los pruebo sobre la base:
Van a
necesitar mucho, ¡mucho!, trabajo, pero en una de esas resulta. Habrá que ver cómo sigue.
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