Puede que por influencia del feriado (hoy se conmemora por estos lados el día del trabajo) me dé irremediable fiaca levantarme de la silla para ir a buscar pincel y pintura. Es más, hasta me agota la idea de estirarme hacia mi maletín para recuperar mis lápices acuarelables. Lo que tengo a mano (sin levantarme de la silla) son mis lapiceras de gel. Así que me dedico a ojos y labios con lo que me queda más cerca. ¿La excusa? Bebí demasiado alcohol, me pesa la humanidad para hacer el trayecto hasta el área de mi casa que uso de taller. Lo más próximo, o más accesible, lo más fácil, lo que no implica ningún “trabajo”… No era lo planeado, pero hoy las cosas se dan así, ¿y quién soy yo par cuestionar semejante orden cósmico?
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