Sistema de excusas.
Es así:
nunca he podido resistirme a los brillitos.
En otra vida he sido avestruz y me ha quedado de resabio el lanzarme de
cabeza a cualquier cosa que brille. ¿Cómo
resistime a comprar en la artística una tempera que viene con refulgentes
estrellitas? Claro, yo no uso
témpera. Y a simple vista la textura no
augura grandes posibilidades de usarla en combinación con otros medios. ¡Pero brilla!
Y me la traje. Ahora hay que
encontrar la excusa para usarla, solita y titilante.
Entonces,
en otro amague de hacer lugar en mi taller, me enfrento a la necesidad de tirar
parte de la enorme cantidad de cajas que guardo para hacer algo alguna
vez. Pero cuando cobro coraje de mandar
a la basura algunas de las cajas de cápsulas de café, la apoyo sobre un par de
rollos de cartón de papel de aluminio (más flacos, largos y duros que los
de papel de cocina) y... ¡eureka! Vislumbro la excusa perfecta para no tirar las
cajas de capsulas y usar mi pintura de brillitos. ¿No es obvio?
Visión
creativa, alucinación o proyección psicótica, ahí estaba: rollos de cartón adheridos a una caja de de
galletitas de lata, la cajita rectangular de cápsulas, unos recortes de un rollo de cocina,
y ya tenemos pies, piernas y tronco de un Nutcracker pequeño y elegante...
Algunos
recortes más de cartón, medio rollo para cada brazo…
Algo de leve cartapesta
para unir…
Y si achicamos un poco otra caja de cápsulas de café
damos con la proporción de la cabeza…
Un rollo de cartón de cinta de embalar y un pote de
helado para estructurar el sombrero con el remate de un sacapuntas chino con una borla simil cristal…
¡Y ahora
sí! A probar la témpera con brillitos…
Genia! Te admiro! Me encanta lo que haces!!! Besos, Vero
ResponderEliminarGracias!!! Besos!
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