viernes, 5 de octubre de 2018




     Cuando reconozco mi total incapacidad de deshacerme de las cosas inútiles estoy refiriéndome a todo tipo de cosas.  Por ejemplo, los pequeños juguetitos que suelen acompañar a las golosinas como relleno de piñatas infantiles.





     ¿Para qué guardar estos mínimos juguetes de plástico?  Para todo en general y para nada en particular, para lo que sea que alguna vez pueda ser.  Absurdo.  Hasta que surge la oportunidad para usarlos como pie de otro intento de maniquí con rollo de cocina…



















     Hasta ahí vamos.  Pero necesitan algún tipo de accesorio, entonces se vuelve lógico utilizar esas lindas y tan inútiles sombrillitas de los sorbetes (inutilidad que, tras su breve uso, también conservo):














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