domingo, 26 de julio de 2015

     La falta de espacio es mi karma (uno de mis karmas).  Sin estar del todo convencida de la # 11 (honestamente, en otro momento hubiera ido a parar a la basura y empezado de cero una mejor versión),  la acumulo en mi biblioteca con todas las demás y el resto de las obras que no tienen otro lugar de resguardo más que en mi  (saturado) santuario personal. 











     Y si bien puedo convivir en el amontonamiento, mi compañera de cuatro patas deja constantemente en claro que ella sabe que todas las cintas, pompones, cascabeles y plumas de mis trabajos están ahí para su exclusiva diversión.  Catalina no entiende que mi biblioteca es territorio vedado a sus silenciosas patitas.  A ella no le importa mi opinión en absoluto.  Me observa desde mi escritorio a la espera de que me retire y la deje jugar su juego favorito de destrozar mis cosas en agradable paz felina.




“Ponerle nombre a un gato es harto complicado,
desde luego no es un juego para los muy simplones.
Pueden pensar ustedes que estoy algo chiflado
cuando digo que al menos ha de tener tres nombres.
Lo primero es el nombre que le damos a diario;
como Pedro, Alonso, Augusto o Don Bigote;
Como Víctor o Jorge o el simpático Paco.
Todos ellos son nombres bastante razonables.
Los hay más bonitos y que suenan mejor
para las damas y los caballeros,
como Admetus, Electra, Démeter, o Platón,
pero todos son nombres demasiados discretos.
Y un gato ha de tener uno más especial,
que sea peculiar, algo más digno.
¿Cómo, si no, va a alzar su rabo vertical
o atusar sus bigotes y mantenerse altivo?
De nombres de este tipo os puedo dar un quórum
como son Mankostrop, Quoricopat o Qaxo,
también Bamboliurina o, si no, Yellylorum;
son nombres que jamás compartirán dos gatos.
Pero a pesar de todo, nos queda un nombre más,
y ése es el que tú nunca podrás adivinar,
el nombre que los hombres jamás encontrarán.
Que SÓLO EL GATO LO SABE y no confesará.
Si ves un gato en meditación,
el motivo nunca te asombre.
Su mente está en contemplación
de la Idea Una de su nombre.
Su inefable, efable, efainefable,
único, oscuro, inescrutable Nombre”.

T.S. Eliot (traducción de Jorge Luis Borges).






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