“No
por mucho hablar se nos olvida el silencio/
No por mucho
callar se nos olvida el jaleo/
No por mucho
caminar se nos olvida el sendero/
No por mucho
despertar se nos olvidan los sueños/
No por mucho
vivir se me hace normal el momento/
No por mucho
ocurrir deja de ser lo más bello/
No por mucho
hablar se nos olvida el silencio/
No por mucho
acariciar se nos olvida el duelo/
No por mucho
odiar se nos va a olvidar querernos/
No por mucho
olvidar olvidaré tu lamento/
No por mucho
fallar se borran nuestros aciertos/
No por mucho
fingir dejo de sentir lo que siento/”
Alejandro Sanz La vida que respira, del álbum Sirope
Mi
trabajo está signado por la educación que he recibido y también por la que no
recibí; por las personas que me he cruzado a lo largo de la vida, por los
amigos que he conservado, por los enemigos que he esquivado y por los que
pretendo eludir. Por los afectos y por
los odios. Por los caprichos satisfechos
y por las cuentas pendientes. Por las
tradiciones de todas las sangres que se mezclan en la mía (argentina de quinta
generación con ecuatoriana directa, con
resabios catalanes y sicilianos vía bisabuelos), por ser demasiado visceralmente
sudamericana aunque educada (¡como buena porteña!) mirando hacia Europa.
Por todos los lugares que conocí al viajar y de los que he querido
absorber su identidad para fusionármela.
Por los libros, por las películas, por la música, por el teatro, por
todo lo que he podido disfrutar (o detestar) y que se fue adhiriendo a la
carcasa de la conciencia (que si fuera
religiosa llamaría alma) con el correr de los años.
Esa
miscelánea de variopinta coloración es la materia prima de la inspiración. Aunque el mecanismo misterioso que la acciona
sea ajeno a nuestra voluntad y a nuestro entendimiento racional, un interruptor
que solo pueden activar las musas.
A nosotros, artistas pero meras personas limitadas, sólo nos queda seguir
acumulando experiencias a la espera de ese toque mágico que permita transformar
nuestras vivencias en una obra –ojalá que de
arte-. La inspiración es como sacarse la lotería, y por un instante jugar a
ser Midas.
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