sábado, 10 de noviembre de 2012




     No es cierto, no he roto mi promesa. No he faltado a mi compromiso de reseñar un par de veces a la semana (cuando menos) esta obstinación de ser artista pese a la realidad “real” que nos pretende convencer que lo que no factura todo los días no es algo serio en lo que poner la energía. No he renegado, no me he sumado a las dóciles manadas de pragmáticos que valúan sus sueños según el nomenclador del mercado y el estado de sus cuentas bancarias. No es eso. No me fui a firmar un acuerdo a un mega estudio de la City y estoy todavía brindando con la Viuda un buen negocio cerrado con impecable beneficio. 

      Estoy acá, sólo que no puedo llegar hasta mi biblioteca porque media una escalera que hasta hace un rato era un abismo insondable pero al revés. Resulta que, pateticamente, me saqué la rótula de lugar. Y eso –aunque lesión conocida por lo reincidente- no deja de ser molesta y dolorosa y me acaparó la inmovilización de la pierna.    

     Así, yo y mi férula de inmovilización de rodilla estamos ocupando dos sillas (yo una, mi rígida pierna izquierda la otra) en planta baja, lejos, muy lejos, de mi refugio exclusivo (mi biblioteca) y de mi costumbre de escribir en privado. Ni que decir que en esta especie de jugar a ser la momia, aunque sea de a cintura para abajo, mi posibilidad de pintar se limita. Al menos en estos primeros días, ya que el poco práctico del médico traumatólogo auguró de 15 a 20 días con esta cosa, plazo que dudo mi psiquis soporte aun a riego de mi pierna. Quiero creer que al amainar el dolor y acostumbrarme a la limitación podré retomar mi vida y hasta subir la escalera. O tal vez me libere de esta prisión privada de neoprene y velcro y mande al diablo la prudencia y recupere la libertad plena de la movilidad libre. Pero todavía me duele, Y por eso acato el consejo medico y me quedo quieta con mi pierna inmóvil. Me bajaron una computadora y aunque sin privacidad intento dar cuenta de mi ausencia forzosa en el blog.






     No hay mal que por bien no venga, dicen, y realmente es una frase estúpida. Ningún bien viene del mal. Lo bueno estaba también antes aunque uno no se conformaba con tan poco como ahora. Me miento que ahora tengo tiempo para leer (como si antes no leyera) y que podré permanecer más tiempo en mi casa dedicándome a pensar y a dibujar. Inmóvil y dopada por los calmantes y los antinflamatorios dudo que mi raciocinio y mi pulso queden intactos, pero las frases hechas –dicen- sirven para darnos consuelo.

      Diré que después de los días agobiantes de calor, en los cuales –como es lógico según la lógica de este país y su gobierno infalible- corresponde quedarse sin luz, y tras sucumbir a la desesperación habitual de no tener aire acondicionado pese a los 38 grados, redescrubriendo que sin luz no hay equipos para trabajar, ni agua en los edificios, ni semáforos en las calles, ni subtes ni el ramal eléctrico del Roca al sur, ni amabilidad en los congéneres, el jueves 8 –tras tener que viajar a casa, con más lentitud por la masiva marcha contra una pandilla de autistas arrogantes que no se han dado por aludidos- , al llegar a oscuras a mi hogar y tratar de acomodarme, conseguir una vela y alimentar a los perros, se ve que pisé mal, o no vi donde puse los pies, o algo me llevé por delante, lo cierto es que mi rótula se fue de su lugar habitual y anatómicamente ideal, demasiado pronto me vino el piso encima y a mas del aullido de dolor acabé con el futuro de 20 días de inmovilidad, tomografía y cirugía. 

      Todo muy lindo. Supongo que en unos días veré todo menos negro. Hoy sigo sumida en la depresión más profunda e inmóvil. Todo pinta quieto para mi.






     (Intento subir esto al blog como explicación para un eventual lector que siga estas líneas. Pero no hay conexión a internet. Hubo una tormenta, que bajó la temperatura y esta vez no nos inundó, pero se vé que cortó conexiones porque descubro que tampoco hay señal de cable en la televisión. Magnífico. Sin internet y sin TV, yo inmóvil en el sillón sin poder hacer mucho más que leer, pero mi biblioteca está en el primer piso y yo no puedo subir las escaleras. Sospecho que todo esto es un complot en contra mía.)


  P.D. Vovió a conectarse internet (lo cual es obvio y mi aclaración redundante).








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