sábado, 4 de enero de 2014

  


Desde mi adolescencia había militado, primero en el movimiento de la Reforma Universitaria, después, desde 1928, en el Partido socialista: luché, a veces a mano armada, contra la ineptitud irigoyenista, contra la restauración oligárquica de Uriburu, contra rosistas y clericales, contra los nazis y los nacionalistas, contra la viveza y la vileza de las gentes; y cuando todo eso fue a parar a la gran cloaca de Perón, me vino un ahogo y, de asco, me desterré. (…) Quizá yo sea un inadaptado, y por exceso de principios no sepa vivir en ninguna parte. (…) Me he resignado a ser testigo. (…) Cuando digo “pueblo” no pienso en un “ellos”, sino en un “nosotros”. Yo no voy hacia el pueblo: soy pueblo. Y porque soy un hijo del pueblo (…) no tengo por qué hacer demagogia ni seguir la estrategia de algunos intelectuales que de pronto tropezaron con el pueblo, creyeron que ese pueblo era peronista y desde entonces hacen esfuerzos para “integrar” los peronistas al país. Para mi Perón fue una gran estafa al pueblo argentino, y no hay por qué integrar el peronismo a nada. Al contrario, a Perón y al peronismo hay que desintegrarlos, liquidarlos cuanto antes. Perón había salido del fascismo, y cuando no tuvo más remedio se volvió hacia las masas y las engañó. No fue difícil: esas masas habían sido ignoradas y carecían de educación política. Perón, con total poder político y económico en sus manos, no cambió las estructuras fundamentales de la nación, y más que beneficiar al pueblo lo sobornó. Nosotros, que también éramos pueblo, pero insobornables, combatimos a Perón sin mezclarnos con las fuerzas de derecha de la oligarquía. Sabíamos que Perón era un fascista criollo que prometía lo que no podía cumplir: que no defendía la soberanía nacional contra la presión de las finanzas internacionales, que no impondría la reforma agraria, que no pasaría del capitalismo de Estado a la sociabilización de los medios de producción y cambio, que no protegería las clases trabajadoras con una legislación que les consintiera la iniciativa, que no haría crecer el país hacia el interior, que no inspiraría la creación cultural, que no dejaría nada sin corromper, que aun las aparentes mejoras del salario quedarían anuladas cuando toda esa máquina de hacer picadillo que era su dictadura terminara por desorganizar el país y el país se viniera abajo, quebrado. Sabíamos cuál era la trayectoria de Perón (su último itinerario, Paraguay de Stroesner – Venezuela de Pérez Jiménez - Santo Domingo de Trujillo – España de Franco, no fue más que la proyección geográfica de sus preferencias mentales) y por eso estábamos contra él. ¿Qué Perón despertó la conciencia política de algunos desgraciados que no la tenían? Siempre es bueno que la conciencia se despierte. Pero nosotros, que también éramos pueblo, vivíamos despiertos desde hacía tiempo, y no íbamos a perder nuestra conciencia para hacer demagogia. Éramos demócratas, no demagogos.” 

 Enrique Anderson Imbert, Sesquicentenario, Revista Sur noviembre-diciembre 1960, pág. 35-37







     “Comí en un restorán popular, donde también estaba Víctor Hugo Morales, con mantel de papel, donde nos sirvieron cerveza en vasos de plástico porque queríamos convivir con la cultura de la gente.” Dijo el caradura de Ricardo Echegaray, titular de la AFIP, tomándonos por idiotas al pretender justificar su escapada de fin de año a Río de Janeiro como una forma de festejar en “contacto con la gente”. 

      Río en fin de año es tan caro y exclusivo como en Carnaval, hecho que se coteja fácil en cualquier sitio de turismo internacional, y que este tipo -quien no permite al resto de los ciudadanos argentinos adquirir divisas extranjeras en virtud del cepo que nos impuso junto con su consejo de “vacacionar en el país- alegue que su escapada fue “pobretona”, que bebió cerveza en “vasos de plástico” y que todo se motivó en su afán progre de contactar con el pueblo ME GENERA TAL INDIGNACION QUE CASI OMITO INDIGNARME PORQUE EL MUY HIJO DE PUTA PRETENDE USAR AL OTRO HIJO DE PUTA –MORALES- COMO ESCUDO MORAL PORQUE COMIÓ EN EL MISMO LUGAR QUE EL.






     Tiene que haber un límite, me niego a creer que toda esta obscenidad y descaro no tenga ningún tipo de secuela. ¿Hasta cuándo vamos a permitir que se nos sigan riendo en la cara gracias a impunidad que da el poder? ¿Hasta cuándo vamos a permitir que tipejos infectos como Echegaray se den aires de “multimillonarios” cuando la realidad es que su fortuna la amasaron en la maldita “década ganada” y fungiendo de funcionarios públicos? 

      Tal vez como ciudadanos de a pie que carecemos de poder y de tiempo (ya que trabajamos diez, doce, catorce horas al día para pagar los impuestos que realmente sostienen a nuestro pobre país) carezcamos de recursos para tomar otro tipo de medida, pero sí podemos aplicar la más grave de las sanciones: EL DESPRECIO Y LA MEMORIA

  ESTA GENTE NO DEBE TENER JAMAS NI EL OLVIDO NI LA DISCULPA Y LA PERSISTENCIA DEL RECUERDO DE SUS REPUGNANTES DELITOS DE TRAICION A LA PATRIA DEBE IMPEDIR QUE ELLOS Y SU CRIA PUEDAN CAMINAR LAS CALLES COMO EL RESTO DE LOS CIUDADANOS DECENTES QUE HEMOS TENIDO QUE SOPORTARLOS.








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