sábado, 21 de noviembre de 2015



     Sólo un portamina 0,5, un lápiz acuarelable marrón (Faber-Castell 8200-177) y un poquito de acrílico blanco.  Y el placer absoluto de dibujar.  Soy el díscolo  hijo pródigo que volvió a casa. 





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