“La importancia del “non-sens” en Carroll reside en el hecho de que constituye para él
la solución viral de una contradicción profunda ente la aceptación de la fe y
el ejercicio de la razón por una parte; y por otra, entre la aguda conciencia
poética y los rigurosos deberes profesionales. Lo propio de esta solución
subjetiva es buscar una solución objetiva, precisamente de orden poético: el
espíritu, ante la presencia de toda clase de dificultades, puede encontrar una
salida ideal en el absurdo. La complacencia
hacia el absurdo vuelve a abrir al hombre el reino misterioso que habitan los
niños. El juego infantil, como medio
perdido de conciliación entre al acción y el ensueño en vistas a la
satisfacción orgánica, comenzando con el simple “juego de palabras”, se encuentra de esta suerte rehabilitado y
dignificado.”
André
Breton, Antología del Humor Negro
(Introducción a textos seleccionados de Lewis Carroll) Editorial
Anagrama, Barcelona 1966, página 117.
Estas
últimas semanas me he deleitado en mis memorias de Alicia y en el juego
ciertamente lúdico de recomponer su iconografía para ambientar un evento.
Aunque aún
le falta algo de trabajo, mi versión del Gato de Cheshire (cruza entre el de
mi niñez con el colorido y dentadura del de Burton) es un ejercicio de lucha contra la fragilidad de los globos
y la inestabilidad de toda la suerte de deshechos que usé para estructurarlo (contenedores descartables de rotisería, las
cápsulas que traen los juguetes sorpresa en los Huevos Kinder, cajitas de
cartón de embalaje de lamparitas, entre otros restos). Me queda pendiente elaborar
sus garras con uñas, los bigotes, reparar la punta de la cola (una bombita de agua inflada con aire que se
desinfló antes de que la cartapesta tomara suficiente rigidez) y un destaque general de la textura en el
pelaje. Y barnices varios para asegurar
su resistencia a los vaivenes de traslados y montajes en un
evento con alta asistencia de público y de prolongada duración.
Mi Gato irá con mi Conejo en representación de
los personajes clásicos de la historia.
También
estuve ocupándome en la vajilla para la mesa del Sombrerero y la Liebre
de Marzo y su festejo de no-cumpleaños,
de las
caras de las Cartas Guardianes de la Reina de Corazones…
y en
concluir el carterío que irá por ahí volando sobre las cabezas de los
concurrentes
Todo
tiene pendiente su acabado definitivo, esos últimos detalles que son siempre la
parte de mayor satisfacción, cuando uno concreta lo que se había propuesto, que
me reservo para un puntilloso final de visión conjunta. Mientras, mañana veré de conseguir el
material para armar algunas piezas de ajedrez.
No sé si se nota, pero realmente me estoy divirtiendo mucho. Es como releer una de mis historias favoritas
pero desde las imágenes y con la chance de recomponerlas materialmente como objetos tangibles a mi alrededor. Jugar a
jugar.
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