Quisiera
saber por qué me salta en mi sistema de alertas este post de noviembre pasado con la
publicidad del apart-hotel donde estoy hospedándome en este mismísimo
momento. La paranoia se activa, me
siento vigilada. ¿Cómo saben que estoy
acá? Google sabe todo, no hay duda; tiene un satélite enfocándome la
cabeza. Pero la lógica me vence: ¿para
qué vigilarme? Si me preguntara le diría
directamente, pero no soy tan importante, ni yo ni mi paradero. Sólo sorprende un poco como se nos mezcla la
realidad real con la realidad virtual. Tanto,
que a veces no sé cuál es la dimensión en la que vivo, si acá con el frío y la
llovizna o acá en la cálida pantalla.
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