miércoles, 18 de enero de 2017




























     Otro plan frustrado: el de rastrear mis dos obras de Plagiaria perdidas en Londres tras su (¿supuesta?) exhibición en The Brick Lane Gallery allá por el 2008.  Más que reconstruir derroteros postales y trastiendas de galerías del East End estuve jugando a pelotita de pinball por la (muy amplia, por cierto) red de subtes y trenes de la ciudad.  Todo muy lindo pero muy poco práctico a los efectos de mis reales intereses.  Pero así son las cosas y supongo que invariablemente uno obtiene lo que se merece.























     OK, me distraigo.  Siempre hay algo más que atrapa mi curiosidad y me aparta del camino lógico de mi conveniencia.  Visitar al set original de los filmes de Harry Potter en los estudios londinenses de Warner Bros. ha sido un canto de sirenas al que no intenté resistirme.  El diseño y la realización escenográfica,  mucho cartón pintado,  estructuras de papier maché,  vestuario, montaje y puesta, el trabajo exquisito de un montón de manos -anónimas para el público masivo-  que no han hecho otra cosa que auténtico Arte, y cumpliendo con su eterno objetivo: contar  historias inolvidables... 



















     Y como corresponde, todo empieza siempre con un dibujo, con el boceto de la idea hecho a lápiz sobre una hoja de papel.  Lápiz y papel: el auténtico big-bang…












No hay comentarios:

Publicar un comentario