“Cuando los dioses ya no existían y
Cristo no había aparecido aún, hubo un momento único, desde Cicerón hasta Marco
Aurelio, en que sólo estaba el hombre.”
Gustave Flaubert
Gustave Flaubert
Todos los caminos
parecen retornar a Ragnarök (era hora...). Y empiezan a converger las ideas y las ganas
para ir cerrando el proyecto a vistas de su definitiva concreción y exhibición. Con todas las vicisitudes absurdas que se
corresponden a la realidad cotidiana de Buenos Aires bajo las postrimerías del
régimen K, Ragnarök sigue avanzando y definiéndose. Las Listas de los Ángeles y de los Demonios
tienen que tener su propio espacio, en la muestra un sala o sector
exclusivo. Y en el ingreso a esa área
estará un políptico con máscaras, a fin de sembrar “cierta” duda desde el
principio mismo.
Empecé con un
díptico que se irá extendiendo hacia ambos lados en progresión
descendente. Sumamente divertido y
propicio para el despliegue de todas esas manías venecianas y renacentistas que
me atacan de a ratos. Pero cuando lo que
proyecto se topa con la falta de materiales en el mercado me quedo inmovilizada
entre la decepción y la indignación.
No hay pintura
con relieve en gamas de dorados. Una
pintura que he usado hasta el aburrimiento en mis anteriores trabajos. -¿Cómo que no hay? -No. Son
importadas, no entra más nada. -¿Importadas? -Sí, de Brasil. No hay más. Obvia aclarar que esa afirmación de “no hay
más” me subleva y los próximos días emprenderé una cruzada en busca “del dorado“
por los confines del universo. Pero el
punto es: ¿es necesario? ¿Qué mérito
patriótico hay en un gobierno que no deja ingresar al país pintura dorada? ¿Soy cipaya del imperio por hacerle
lunarcitos brillantes a mis mascaritas con pintura dorada brasileña? ¿Estamos en guerra con Brasil y no me
enteré? ¿Y el mundial? ¿Y Messi?
¿Lo vamos a dejar ir a tierras enemigas?
¡Qué soberana
estupidez! A veces (casi siempre) me
cierro a la realidad y a la política y trato de concentrarme en lo mío con
autentico autismo hacia el entorno. Pero
se filtra… La insensatez ridícula de los
políticos ineptos se me mete por las rendijas y con su inexplicable prohibición
a los dorados me impide terminar mi trabajo.
Otra obra inconclusa hasta “la liberación” de los conteiner “secuestrados”
en el puerto con los productos de artística.
Que soberana pavada….
Mis máscaras
tienen como soporte esas otras máscaras de plástico endeble, las que regalan en
los cotillón de “Carnaval Carioca” (¡que horror!) de las fiestas de 15 y
casamientos. Esas que a las horas
finales del festejo y la ebriedad revisten la catalogación de “basura” y son barridas por mozos cansados y sin imaginación. Yo no puedo resistirme a ellas y a su
resucitación (hoy parcial sin mis dorados).
Sigo al pie de la letra el manifiesto de Warhol en ese punto (ya subí este texto al blog hace un tiempo, pero vale la reiteración):
“...Lo que quiero decir es que las sobras son
probablemente cosas feas, pero si trabajas un poco con ellas y las transformas
en hermosas o al menos en interesantes, se despilfarra mucho menos. (…) Como
puede verse, es un procedimiento operativo muy económico. Y es también el más divertido porque, como ya
he dicho, las sobras son intrínsecamente divertidas. La vida en New York brinda muchas ocasiones
para querer lo que otros NO quieren: querer las sobras. (…) Sólo en dos casos
hago una excepción a mi filosofía sobre el uso de las sobras: 1) mi perro y 2)
la comida. Sé que debería haber ido a la perrera a buscar el perro, pero me lo
he comprado. (…) Debo admitir también que no soporto comer sobras.”
Andy Warhol – La filosofía de Andy Warhol (1975), Historia de la fealdad a cargo de Umberto Eco, Random House Mondadori S.A. Barcelona 2007 Pág. 418.
Andy Warhol – La filosofía de Andy Warhol (1975), Historia de la fealdad a cargo de Umberto Eco, Random House Mondadori S.A. Barcelona 2007 Pág. 418.
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