sábado, 29 de marzo de 2014




     Para demostrar cuanta sinrazón me asiste en mi manifiesta falta de respeto a asesores de prensa y publicistas, en mi lectura sabatina del diario me salta a la nariz mi reconocida archienemiga (ArteBA) y su avanzada subliminal de publicidad.

     Desde su columna de los suplementos Sábado de La Nación, Julieta Sopeña titula “La fertilidad intelectual se renueva en arteBA” y yo ya tengo un pico de presión arterial.  ¿La fertilidad intelectual se renueva?  ¿Qué quiere decir con “ fertilidad”?  Monto en indignación pero leo, porque no puedo evitar siempre dar la chance al contrincante de explicarse y justificar posturas.    Cuenta que 

“el miércoles pasado tuve la oportunidad de adentrarme en las oficinas de arteBA….  Ya en la recepción se sentía un clima palpitante. (…)  Ahí me senté, junto a Maia Güemes, gerenta de Galerias y Coleccionismo; Mercedes Corte, gerenta ejecutiva, y Soledad Álvarez Campos, responsable de comunicación.  Las tres emanaban un entusiasmo infinito. (…) …Maia Güemes anunció que este año la feria dará un giro de 180 grados.  Las razones me fueron expuestas en una suerte de charla magistral de tres mujeres jovencísimas que parecían saberlas todas. (…)  …el giro se debe a un cambio de la semiótica de la industria del arte: el foco estará, como nunca antes, en los curadores, aquellos agentes que comprendieron que su mirada erudita no se contradice con fines comerciales. (…)  Este listado de novedades coincide con que será la primera edición  con Alec Oxenford como presidente de la fundación…” 

Diario La Nación, suplemento Sábado del 29 de Marzo de 2014, página 4 columna Ideas y Personas de Julieta Sopeña.




 


     No sé por qué sigo atormentándome con ArteBa  y su abierta política de CONSTANTE MENOSPRECIO HACIA EL ARTE EN GENERAL Y HACIA LOS ARTISTAS EN PARTICULAR.  

     Hablar de “industria del arte” es insultante, pero argumentar que cambió “la semiótica de la industria del arte”, ya visa lo delictual.  ¿Sabrá quién escribe el artículo o alguna de sus tres jovencísimas mujeres que se las saben todas que es la semiótica?  ¿Habrá alguna leído a Eco?  Yo lo dudo profundamente.  La semiótica, como sabe cualquiera que usa al hablar palabras cuyo significado conoce,  se centra en el estudio del signo, en el fenómeno en sí mismo, el que luego establecerá un sentido pero cuyo análisis comprenderá a la semántica y en ultima ratio a la filosofía.  La “semiótica de la industria del arte” vendría a ser  el análisis del signo (¿?) “industria del arte” que, lamento decirles,  no existe.  Lo industrial nada tiene que ver con el arte por incompatibilidad intrínseca, de la esencia de su ser:  lo industrial el múltiple, repetitivo, práctico y “vulgar” (de y para el vulgo, para todos), mientras que el arte es único, exclusivo e irrepetible y decididamente reservado para pocos, por costos y accesibilidad. 

     Tíldenme de snob por vincular el arte a un élite –lo cual es un hecho aunque no les guste-,  que lo prefiero que ser tildad de IGNORANTE por hablar de “semiótica de la industria del arte”.





  


     Y en este disparate sin sentido de quienes quieren dársela de “que se las saben todas”, concluyen en el sumun de que “…el foco estará, como nunca antes, en los curadores, aquellos agentes que comprendieron que su mirada erudita no se contradice con fines comerciales.”  

     ¿Los curadores tienen “mirada erudita”?  ¿Cuáles? Por favor, que me señalen uno y retiro lo dicho ante la excepción. ¿Qué es, al fin y al cabo, un “curador”?.  Hace cien años, en mis comienzos, el “curador” era el encargado de la galería o del espacio de arte que cuidaba la cuelga: que todo estuviera armónicamente dispuesto, que ningún cuadro quedara con mala luz o más arriba o más abajo que otro.  Los mejores aportaban al disponer la cuelga de modo que se apreciara una historia o una evolución en las distintas obras de un mismo artista, o, cuando era una colectiva, que una obra demasiado buena no estuviera al lado de una demasiado mala, equilibraban. 

     Ahora por estos jovencísimos cráneos de ArteBa resulta que el curador es más importante que el artista y que la obra.  Son los “eruditos” que vuelven “comercial” la “industria” del arte.  Los curadores son los verdaderos hacedores.  ¡Los curadores son dios! Todo lo saben, todo lo pueden, infalibles jamás se equivocan, su palabra es LA LEY.  Omnipresentes y omnisapientes, los curadores son la única razón de que exista una feria de arte. Sin ellos no habría nada, son el Verbo, la razón y el sentido.   Debemos adorarlos y, como a todo dios que se precie, jamás cuestionarlos ni desobedecer sus mandatos. 








      A punto de que me estalle una vena que me palpita en la sien, reparo en la afirmación de   “…será la primera edición  con Alec Oxenford como presidente de la fundación…”  y puedo calmarme poniendo todo en su justa perspectiva.  Este muchacho es el “creador” de deremate.com (versión vernácula, plagiaria y cache de mercadolibre.com, quien la compra y la absorbe por hereje). 

     O sea, Oxenford tiene un pedigree cultural similar al de un feriante que en Plaza Francia pone a la venta los muñequitos del Kinder y de la Cajita Feliz que le quedaron ocupando espacio en el garaje.  Todo tiene sentido así (menos de como este tipo es el presidente de una “fundación” que tiene a su cargo la Feria de Galerias de la Ciudad de Buenos Aires, otrora Reina del Plata, capital sudamericana de la cultura, y hoy versión deslucida de un todo por dos pesos).





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