Vuelta al
trabajo, organizo las cosas para las dos actividades que tengo confirmadas para
esta segunda mitad del año. Por un lado,
formar parte de la publicación de Book Art
& Design 2016
y participar durante
septiembre de una muestra colectiva en Palermo,
Conectarte
baires organizada por Arte La
Plata
Pero de cualquier
manera, aunque intente distraerme con otras cosas, apenas regresar a casa y ver
mi Bandeja Enmascarada #11 comprendí que no podía
mantenerla. Es pésima, rompe la mínima armonía del conjunto, y no
puede ser la #11 por respeto a las otras diez.
La dejé en mi taller bajo el
supuesto argumento de retocarla a ver si mejora, pero sé que voy a destruirla
para recuperar la base y convertirla más adelante en la #12. Mientras,
no me queda otra que recomenzar la onceava. Con los mismos elementos
(un retrato clásico de Marilyn en blanco y negro, una
máscara doble, una pareja, sombrero y tocado que se expandan para afuera)
empezar otra vez. Esperemos que ahora el resultado sea algo más
satisfactorio.
Otras veces las cosas
que no me gustan las dejo por ahí, les permito la sobrevida aunque nunca salgan
de los rincones de mi atiborrado taller ni sean accesibles a la mirada
ajena. Pero ahora estoy muy limitada por los soportes. Sólo
tengo doce bandejas base, para lograr las Doce Bandejas Enmascaradas no
me queda más remedio que destruir lo hecho (mal)
para poder cumplir con el proyecto original de una docena de obritas para la
venta a bajo precio. Un poco de pena me da, pero es por fuerza mayor
(actual limitación presupuestaria) y
necesidad de mantener aunque más no sea ciertos estándares mínimos de calidad
estética. ¿Ante quién? Ante mí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario