sábado, 8 de agosto de 2015





     Después de más de veinte horas de viaje –no sé cómo contarlas, yo llegué al aeropuerto de Los Ángeles a las 19 horas del viernes 7 de agosto y arribé al aeropuerto de Buenos Aires a las 19 del sábado 8 de agosto, aunque a mérito de la idiosincrasia del servicio de Aduanas y al tráfico correspondiente abrí la puerta de mi casa en Lanús a las nueve de la noche del sábado- trato de reintegrarme a mi realidad local y cotidiana.  ¿Cuánto tiempo me costó volver?  Diría que es indiferente, que aunque me gusta mucho viajar, también me gusta mucho volver.  El llegar a casa siempre es un momento grato.  Pero en este rato, relajada, al abrir la compu con un servicio de wi-fi decente por primera vez en varios días, ¿qué es lo primero que veo?  Un tweet de un agente de prensa, con el adelanto de la tapa de la revista dominical de La Nación de mañana:



     Yo me había quedado rumiando en las interminables horas de mi viaje de regreso las suculentas frases del maestro Milo Manara:

“…El cómic es un arte popular…”

“…El cuerpo femenino ha sido siempre manipulado, como reflejo de su papel social en cada época. Yo solo formo parte de esa larga cadena. Mis mujeres también expresan el cambio de papel de la mujer en nuestra sociedad, su evolución. Su belleza es atlética, activa, como lo son las mujeres de hoy…”

“… Yo dibujo de todo, no solo mujeres hermosas y escenas eróticas. Dibujo también casas, coches, caballos, incluso los pomos de las puertas… Si la gente solo recuerda a mis chicas y no los pomos de las puertas, no es culpa mía…”

“…Yo disfruto con el dibujo erótico… considero que he heredado el placer más antiguo del mundo. Una de las diferencias fundamentales entre el hombre de Neanderthal y el Homo Sapiens, sino la mayor, es la capacidad de dibujar: el Neanderthal no dibujaba.  Dibujar hoy es repetir exactamente gestos que tienen más de cincuenta mil años de antigüedad... Es emocionante…”




     Pero voy a hacer un profundo esfuerzo en no ser odiosa y voy a esperar a leer la nota a Lockett mañana antes de indignarme y despotricar en consecuencia.  Me he propuesto vigilar de cerca mis prejuicios y mis antipatías instintivas.  Aunque mi sospecha de que nos hemos vuelto una versión muy barata de todo cada vez obtiene más indicios de veracidad.  

     Siempre es bueno volver a casa...  pero podrían dejarme jugar un poco más con la fantasía de esa casa utópica y no bajarme tan rápido de un hondazo a la cruda realidad (chapucera y mal acabada realidad)  que nos toca ...



  

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