jueves, 27 de agosto de 2015




     Haciendo tiempo entre una reunión y otra, ayer meditaba café de por medio que aunque a veces pareciera que estamos literalmente  en el fin del mundo, no hay grandes diferencias en cómo nos tratan a los artistas en una punta y otra del planeta.  Aun con las limitaciones de hablar sólo “la lengua de las mucamas” (Savater dixit, hace años, cuando el español no era segunda lengua mayoritaria), el análisis tranquilo del contrato que me enviara la galería neoyorkina me demuestra que no hay una gran distancia en cómo se mueve  aquí y allá el mercado periférico del arte. 

     La propuesta que recibí implica un año calendario de representación por parte de la Galería, con cuatro semanas aseguradas de exhibición de la obra en muestras colectivas, con curaduría (elección) por parte de la Galería aunque –supuestamente- consultando el criterio con el artista; y la inclusión del Portofolio personal entre el material de referencia que la Galería proporciona a sus clientes e interesados.  El contrato no es de exclusividad, por lo que uno puede seguir moviendo la obra a través de otras galerías y art-dealers, aun en la misma ciudad.

     Uno de los servicios que postula como atractivo de su propuesta  es el de “PUBLICITY & PROMOTIONS”, asegurando la difusión de las exhibiciones de nuestra obra en  tres de las mayores publicaciones de arte a nivel internacional y en prestigiosos sitios web:

a. ART IN AMERICA- CHELSEA GUIDE

b. MODERN PAINTERS Magazine

c. BLOUIN GALLERY GUIDE Magazine

d. WWW.ARTINFO.COM

e. WWW.ARTSLANT.COM

f. WWW.AMSTERDAMWHITNEYGALLERY.COM

g. WWW.AMSTERDAMWHITNEY.TUMBLR.COM

      También asegura la promoción de las muestras en las redes sociales FACEBOOK, PINTEREST, INSTAGRAM, TWITTER  y el BLOG de la Galería, con la inclusión de cuatro imágenes de la obra en la Web oficial de la Galería durante el año de representación contratada.  En cuanto a la difusión mediante gacetillas de prensa, promete que serán redactadas por expertos Relacionistas Públicos y difundida en grupos de interés, junto con 500 invitaciones en papel y vía mail, en color y con fotografía de la obra y datos del artista.  Un catálogo en línea (E-catalogue) y un poster de la muestra colectiva en la que participamos (lo que acá se conoce como flyer).  Todo este material de prensa y las eventuales reseñas del evento será remitido vía correo electrónico al artista para glosar a sus ante cedentes. 
 
 

     Por último, promete la realización de una inauguración (GALA OPENING CHAMPAGNE RECEPTION) provista de atractivas vituallas capaces de atraer a Very ImportantPersons de los negocios, el arte, la política y diversas celebrities sociales (“We host a Glamorous, Theme-Based Champagne Cocktail Party for your Monthly Exhibit featuring Champagne, Hors d’Oeuvres, Cheese, Fruit, Cookies & Party Cake. Opening Party is attended by VIP Luminaries of the Business, Art, Diplomatic, Government, & International Social Worlds.”).

     En cuanto a  eventuales ventas, la comisión de la Galería será de un 40% del precio de venta, siendo responsabilidad exclusiva del artista coordinar el traslado material de la obra tanto hasta la Galería como hasta manos del eventual comprador, siendo los costos de traslado, seguros e impuestos a su cargo.

     El precio del servicio de representación por un año que fija esta Galería en particular es de  dos mil doscientos dólares (U$S 2.200.-) por un año, pago adelantado al contratar, y si el artista quiere una muestra individual o algún servicio extra sobre este básico propuesto se paga por separado.  La ley aplicable y la jurisdicción para cualquier controversia es la de New York.
 
 

     Visto así, dejando a salvo el hecho incuestionable de que Buenos Aires no es New York, que a nivel internacional son mercados de arte de muy dispar prestigio, las condiciones que ponen las galerías a los artistas emergentes (digamos, artistas no consagrados) son muy parecidas.  Y si es por la experiencia vivida por estas tierras, este tipo de propuestas no le aseguran nada al artista mientras que si aseguran a los galeristas el mantenimiento de su negocio sin correr ningún tipo de riesgo.  Una veintena de artistas al año que paguen por exponer cubren los costos ordinarios de mantenimiento de cualquier galería, y si algo se vende ya es negocio redondo.  A este nivel, las galerías viven de los artistas.  Nada nuevo bajo el sol.

      Entiéndase: no es una crítica y mucho menos una queja.  Sencillamente, ES ASÍ.  Regla de juego clara y que todos conocemos.  ¿Qué debe hacer un artista ante esto?  Primero que nada, saberlo.  Tener concreto conocimiento de cómo se mueve esta maquinaria, para luego analizar, sin fantasías ni ilusiones mágicas, en qué medida la inversión dineraria que implica contar con una galería haciéndole prensa y prestándole eventualmente una pared para colgar beneficia su carrera.  Se tratará de pensar en el mismo lenguaje comercial que el galerista (el tendero) y ver si realmente sirve invertir ahí.  Nada personal.  Pero nada ilusorio tampoco: nadie se “consagra” con este tipo de relaciones comerciales.  La Galería no tiene interés en proyectar al artista, en lograr su reconocimiento y eventual gloria.  La Galería sólo está asegurándose pagar el alquiler (con dinero del artista).
 
 
 
 
 
 

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