Crónicas
equinas (a cámara lenta)
Mi lucha
con las patas de mi Caballito de Carrusel sigue teniéndome de perdedora. No logro la proporción, ni el movimiento, ni
la gracia del conjunto. Le agregué una
especie de faldón con flecos (un pedazo
de cartón que pretenderá simular un faldón con flecos y que de momento me
recuerda una tosca y ridícula pollerita hawaiana), que hace que se note más
que las patas traseras están en grado superlativo de espantoso. Las de adelante mejoraron algo, pero siguen
desproporcionadas al mirarlas de frente.
Creo que tengo por delante años enteros pegando pedacitos de servilletas
de papel antes de poder llegar a algún lado (estético).
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