Debo
reconocer que esto de subir las obras durante su proceso de creación tiene sus
contras. Me reenvía una amiga una
captura de pantalla con mi book-art de Alicia, haciéndome notar (como crítica) que la
imagen no es la obra definitiva.
Dado que
de hecho todavía no lo terminé (quiero laquear todo el conjunto de modo que
resista un poco más: al fin y al cabo es sólo papel de diario y un poco de
tinta negra), cualquier imagen no es definitiva. Hoy por hoy le agregué un pie, y hay días que
me digo que apenas tenga un poquito de tiempo apoyaré en ese damero alguna que
otra pieza de ajedrez (hechas como las tacitas de té, sólo de diario).
¿Debería
abstenerme de subir las obras en proceso o inconclusas? Entiendo que no, ya que este blog es un diario
de artista y no una galería virtual. Lo que
busco aquí es reseñar cómo (errático, disperso, desordenadamente)
se desarrolla el pensamiento creativo.
¿Debería de algún modo impedir que se tomen libremente mis imágenes para
reproducirlas, de manera que me asegure que sólo se difundan las de las obras
concluidas? No creo que eso sea posible,
y si lo fuera, me imagino que debe implicar un esfuerzo desmedido al que de
ningún modo estoy dispuesta. Si no quiero que se difunda una imagen entonces no la subo a la web; si la subo ya es parte de ese insondable e infinito universo de la internet.
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