jueves, 7 de mayo de 2015

Aniversario de papel.





     Hoy se cumplen 3 años de la primera entrada de este blog. 

     Un blog que se inició con otros fines, como un desafío que me disponía a perder sin pena, pero que viró con facilidad a la versión virtual de mi diario personal y a una bitácora dinámica de mi actividad y mis raras convicciones en esa quimera conocida como “el arte”.

     No tengo certeza alguna sobre si esta rutina diaria de escribir un blog le interesa o le sirve a alguien más aparte de mí.  Pero como no aspira a más que eso –al desahogo cotidiano, a la trinchera literaria, a la duda y a la satisfacción de seguir en camino aunque no exista ninguna meta- estos tres años se merecen el festejo privado y a él me entrego.

     Vale la pena hacer algo sólo por el gusto de hacerlo; sin segundas intenciones, sin finalidad económica involucrada, sin mayor recompensa que el goce de hacer lo que se nos viene en ganas.  Jugar a jugar.  Sin ninguna utilidad práctica y sin ninguna moraleja.  Sólo placer.  ¿Acaso no es así también El Arte de verdad?  Lejos del utilitarismo y del sermón.  Sólo placer.  Sólo arte.





      Por si no se leen las capturas de pantalla de la primera entrada que encabeza ésta, copio (de mi archivo en papel, ¿de dónde más?) el texto de esa entrada iniciática.


     Amablemente me han "sugerido" que no me "limite" a los desnudos, porque estoy limitando seriamente los espacios donde poder exhibir. Amablemente he sugerido que se paren frene a un puesto de diarios y revistas y comprueban que los editores no limitan sus ventas por colocar señoritas desnudas en sus tapas. Y ciertamente yo soy más sutil (afirmación que me surge al estar parada frente al puesto diarios que hay en la terminal del 37 contemplando una revistita de nombre "INCESTO").- Pero intento alternativas. Me pongo a pintar objetos utilitarios, con esa lógica mercantilista de que pintar cosas útiles puede ser una manera de acceder a un mercado menos exclusivo. O.K. Pinté una bandeja. Tampoco me la miraron bien.

     Hice una cajita (hace años que me dicen que pinte cajitas para vender en una feria de artesanos, que al menos así voy a vender algo). Una caja para habanos. Mi Caja Borgia. Lucrecia y su papá el Papa Alejandro VI. También obtuve un "no" cuando quise mostrarla junto a algunas otras de mis obras.

     Sólo se trata de desnudos. ¿Cuál es el problema? Nada que no hayan visto antes. Ciertamente, mi serie de desnudos de Plagiaria son desnudos ya muy vistos.

     Prisionera del catecismo, Las Américas y Resabio de Conquista fueron -como no- rechazadas nuevamente. Ellas y varias más. Supongo que hay alguna razón para que los mismos lugares donde antes exponía hoy consideren que mi trabajo ya no está a su altura.

      Así que solo me queda intentar mostrar mi trabajo acá, porque las galerías de Buenos Aires no me consideran apta para el público.






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