Al final, los organizadores de
arteBA se dieron por aludidos y
bajaron ese espantoso vídeo y reconocieron que ni la idea era original. ¿Para eso sirve tener cotizados publicistas y reconocidos RRPP?
¿Para copiar (¡pésimamente mal!) las campañas de otros? Insisto,
la feria de galerías de Buenos
Aires se supone que nos representa de cara al mundo. Pero en la realidad (¿debemos dar gracias por ello?) no nos representa en absoluto.
Los
artistas de la periferia (léase: los que
no existimos a la vista del mercado del arte), los que hacemos todo a
pulmón y trabajando catorce horas diarias en otra cosa para conseguirnos el
sustento básico y los recursos para sostener nuestra costosa e inútil vocación (¿ya
lo dije? Pintar es MUY caro…), no podemos dejar de preguntarnos cómo un evento de tal envergadura puede
ser manejado por personas tan chapuceras y toscas.
A un evento que se realiza una vez al año y que
debe facturar fortunas a sus auspiciantes mientras cobra a las galerías por cada metro
de pared, centímetro de catálogo y lucecita extra en el panel, lo mínimo que
puede exigírsele es una digna campaña de difusión. ¿Plagiar lo hecho por otra feria en Europa? Suena tan de aficionado que causa vergüenza
ajena. Pero semejante bochorno debe haber generado un importante costo, lo que hace suponer que alguien deberá rendir cuentas por ello. ¿Será?
¿Alguna vez una fundación sin fines de lucro como la Fundación arteBA rendirá cuentas en forma
pública? ¿Sabremos cuánto salió cada
cosa, cuanto se ganó, cuanto se perdió, a que se dedicaron las ganancias
eventuales? ¿Alguna vez sabremos
algo? O, como siempre, será el buen
negocio de unos cuantos, precisamente de esos que con el arte no tienen nada que ver.
No hay comentarios:
Publicar un comentario