Terminé la primera de mis Bandejas Enmascaradas. La bautizada oficialmente Uno. Al final,
la idea de que fueran medias máscaras naufragó completamente. Daba despojado,
con una pata floja en el equilibrio de toda la obra. Igual, no estoy
satisfecha; el asunto requiere más experimentación, más dimensiones.
Pero
siempre es igual: los primeros intentos son pura intención, sólo la práctica
disciplinada y terca permite el vuelo.
Veremos.
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