Nuevamente voy a mostrar mi trabajo en el marco de las Gallery
Nights a través de la Galería de
Arte La Bladousse de Patricia Aparicio Bravo. Un espacio
creativo que personalmente me encanta (por su estética y su filosofía),
asentado en ese sector de Buenos Aires,
Palermo Viejo, que puede postularse como uno de los más bonitos y auténticos
de la Ciudad.
Por
primera vez (o eso entiendo, porque yo que he seguido la movida estos casi 15
años no recuerdo experiencia similar) se hará el circuito de exhibiciones durante
el mediodía. Una “night” diurna, que con gracia los organizadores han llamado un brunch. Sacar el arte a la luz del día,
teniendo en cuenta la actividad de esa zona un sábado, no sólo tiene sentido
sino que es una garantía de éxito.
Palermo Viejo se ha vuelto (siempre ha sido por sobre los vaivenes de la política y la economía del país) una
zona donde el vecino quiere a su lugar y lo demuestra, donde las fachadas y las
vidrieras son objeto de orgullo, el espacio público es un derecho
ejercido sin dudas y la actividad social jamás perdió “la calle” y su honesto disfrute. Los sitios de diseño, de ropa –de marcas establecidas
y de diseñadores emergentes-, las galerías de arte y la gastronomía más
experimental junto con la tradicional se
amontonan cuadra tras cuadra y uno –que viene de la zona sur del conourbano,
donde evitamos circular por la calle por puro instinto de supervivencia- siente
que está en otro planeta. En un planeta
ideal.
El Palermo de Borges me hace que lo plagie también en el sentimiento, y apropiándome
de una de sus expresiones tradicionales, siento a Palermo Viejo como una de mis patrias. Mañana llevaré a La Bladousse a mi
múltiple El Portal para su cuelga, en un verdadero placer personal que
me doy.
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