ArteBA, las
contradicciones y mi envidia.
Ayer escribía en este blog que yo
no entiendo nada y que ELLOS son los
que saben, no yo. Por ende, el que
no entienda y me confunda es problema exclusivamente mío y nada tiene que ver
con las contradicciones (o falsedades) de “ellos”
los que saben y los que pueden (y los-que-deben-ser-obedecidos, como decía Haggard de la todo poderosa Ayesha).
Comparto en las próximas líneas mi perplejidad sólo por
generosidad con mi ignorancia.
La Nación, auspiciante de ArteBA
y medio que cuenta en su staff con varios periodistas pluriempleados que
integran, a su vez, Mass Group PR+,
agente de prensa y relacionista público de ArteBA
(¿es eso ético? –como si a alguien le importara la ética…-), publicó ayer
sábado 17 de mayo el suplemento adn cultura dedicado a ArteBA.
A página 4 de dicho suplemento Alec Oxenford, presidente de ArteBA
Fundación dice: “…Con el fin de satisfacer las preferencias
de los coleccionistas que recorren la feria en búsqueda de formatos y estéticas
heterogéneas, y también para los miles de visitantes que se acercan, ordenamos
las secciones ya existentes e inauguramos nuevas con perfiles bien diferentes. Para los que buscan artistas ya consagrados,
existe la sección principal; para los que quieren encontrar piezas museables de
artistas destacados, allí mismo estará esperándolos Cabinet LAN; … Y para lo
que están interesados en obras de artistas emergentes, el Barrio joven Chandon
sigue siendo el semillero de artistas noveles de la feria.”
Hasta acá entendí: la feria muestra en sectores diferenciados los
artistas consagrados y los emergentes; los que ya son reconocidos de los que
amagan a serlo y hoy sólo son promesas.
Muy bien. Eso parece claro. Reafirmo esto en mis limitadas entendederas
cundo a página 20 leo: “Barrio joven Chandon – Laboratorio de
exploración”. En bajada de
título agrega: “En proceso. La puerta por la
que entran los futuros protagonistas de la sección principal de la feria…” Vamos bien: vengo entendiendo. Sigo leyendo:
“Más que ningún otro sector de arteBA, en Barrio Joven es posible
detectar los móviles e intereses que sustentan las prácticas artísticas jóvenes
de Buenos Aires pero también de otras ciudades latinoamericanas, caracterizadas
por un tipo de producción no necesariamente hegemónica sino adecuada a las
dinámicas de invención y competencia internas.
En espacios de visibilidad como el que proporciona Barrio Joven, grupos
de artistas y jóvenes emprendedores con perfiles tan diversos como el del
galerista, el gestor, el curador y el artista exponen sus relaciones con el
arte contemporáneo y su interés por convertir tal vínculo no sólo en un hecho estético
e intelectualmente motivador, sino también rentable.”
Acá ya empiezo a apartarme, la juventud (que marca necesariamente
la falta de experiencia de campo que dan los años y el oficio) y el ser “galerista”
o “curador” tienden a sonarme incompatibles.
Pero ya está dicho: que puedo saber yo…
Concluyo de mi lectura que el Barrio
Joven Chandon es un espacio para la
juventud en el arte. O.K. Entendido.
Y para desbaratar mi entendimiento, a pie de página encuentro un
recuadro titulado: “Un sostenido compromiso con el cambio” anuncia “…Este año, el espacio que da la
bienvenida al Barrio Joven será intervenido por Nicola Costantino con Luminiscencia,
una videoinstalación interactiva con experiencia gastronómica. La obra fue pensada para arteBA, pero al
mismo tiempo es un eslabón más dentro de la producción que viene desarrollando
la artista que representó a la Argentina en la última Bienal de Venecia.”
¿Exagero al encontrar contradictorio todo lo dicho del Barrio Joven Chandon como espacio para artistas emergentes y el que en ese
espacio lleven a la artista que representó al país en Venecia? ¿No se supone que se
envía a la Bienal de Venecia
artistas representativos del arte nacional ya que la muestra se hace en nombre
de la Argentina? ¿Cuándo se eligió a
la Costantino para representarnos en
la Bienal se la consideró joven artista
emergente?
Pero para confundirme más (y para hacer aún más alarde de publicidad
encubierta), a página 12 del Suplemento Sábado de La Nación también de ayer 17 de mayo, la sección Mesa
para dos hace un reportaje, pre-ci-sa-men-te
a ¡Nicola Constantino!
En este “reportaje” leo: “El año pasado, la polémica en torno al
agregado “político” a su obra sobre Eva Perón presentada en la Bienal de
Venecia y su aparente desconocimiento del tema la pusieron nuevamente en el
candelero. De ahí a lo que hoy presenta
en el Barrio Joven Chandon, tan cuidado y burbujeante, sabroso y alejado de rispideces, parece separarla del abismo.” Está
claro que hablamos de la misma persona que por un lado va a Venecia (como
artista consagrada y representando a la Argentina) y por otro se la presente en
el espacio “joven” de ArteBA como “emergente”. La periodista de
La Nación (Violeta Gorodischer) cuestiona: ¿Te sentís una mujer glamorosa?
Solés aparecer mucho representada en tu propia obra…” Y la artista “emergente” que estará en el Barrio
Joven Chandon responde: “…No sé, este año cumplo 50, estoy haciendo
una película y tengo que exponerme, mostrarme, posar, hacer escenas. No es que me crea hermosa ni maravillosa,
pero eso es lo que me gusta a mí. Se
trata de una idea de mujer que no tiene que ver con eso de “me muestro porque
está todo lindo y me veo hermosa”. Más
bien todo lo contrario.”
Dejando de lado considerar que es más estúpido, si la pregunta o
la respuesta, lo concreto es a reconocimiento de parte de que tenemos una
artista de 50 años, que fue la enviada gubernamental a la Bienal de Venecia, traída ahora como estrellita emergente y joven
para el espacio juvenil Chandon en ArteBA.
Si no hay una contradicción en eso ya no sé cuál es el significado de
contradictorio.
Y no se trata de la edad por la edad misma (evidentemente es una
mujer joven a nivel vital), pero en este “juego”
suele establecerse como parámetro para los certámenes, concursos y salones de “arte joven” límites en los 40, a lo sumo
45, años. Lo sé por experiencia: yo
tengo 46 y desde hace unos años no
califico más en el sector joven… lamentablemente. Hablo de usos y costumbres habituales en el ámbito del arte local. Hablo de reglas claras que puedan aplicarse a
todos por igual. Hablo de seriedad y
coherencia. Hablo, mínimamente, de sentido
común: si fue a Venecia con gastos
pagos por mis impuestos no me la traigan ahora como joven emergente costeada por una empresa privada.
Ya sé que se calificará esta diatriba como resultado de mi
pública, reconocida y jamás negada envidia por no haber tenido (ni tener jamás)
acceso a una pared de ArteBA. Probablemente. Pero puede que la envidia merezca también respeto:
“Debes agradecer al envidioso la fiel atención que te dedica. Te contempla a través de la lupa de
aumento. Para que tu simple existencia
le ofenda, no duda en magnificarte cuanto sea posible e imposible. Si cojeas, él te ve correr; si saltas,
asegura que vuelas; si balbuceas, denuncia que tu elocuencia conmueve
estruendosamente la paz de los cielos. A
ti tus acciones te dejan insatisfecho y suelen decepcionar a tus amigos, pero
ante él siempre tienes un éxito malicioso y cruel. El único reproche que debes hacerle es que fomenta
tu vanidad: te obliga a admirarte.” Fernando Savater, Elogio
receloso de la envidia, Libre Mente, Editorial Espasa Calpe S.A. Madrid 1995,
pág. 231.
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