domingo, 18 de mayo de 2014

ArteBA, las contradicciones y mi envidia.


Ayer escribía en este blog que yo no entiendo nada y que ELLOS son los que saben, no yo.  Por ende, el que no entienda y me confunda es problema exclusivamente mío y nada tiene que ver con las contradicciones (o falsedades) de “ellos” los que saben y los que pueden (y los-que-deben-ser-obedecidos,  como decía Haggard de la todo poderosa Ayesha).

Comparto en las próximas líneas mi perplejidad sólo por generosidad con mi ignorancia.

La Nación, auspiciante de ArteBA y medio que cuenta en su staff con varios periodistas pluriempleados que integran, a su vez, Mass Group PR+, agente de prensa y relacionista público de ArteBA (¿es eso ético? –como si a alguien le importara la ética…-), publicó ayer sábado 17 de mayo  el suplemento  adn cultura  dedicado a ArteBA.

A página 4 de dicho suplemento Alec Oxenford, presidente de ArteBA Fundación  dice: “…Con el fin de satisfacer las preferencias de los coleccionistas que recorren la feria en búsqueda de formatos y estéticas heterogéneas, y también para los miles de visitantes que se acercan, ordenamos las secciones ya existentes e inauguramos nuevas con perfiles bien diferentes.  Para los que buscan artistas ya consagrados, existe la sección principal; para los que quieren encontrar piezas museables de artistas destacados, allí mismo estará esperándolos Cabinet LAN; … Y para lo que están interesados en obras de artistas emergentes, el Barrio joven Chandon sigue siendo el semillero de artistas noveles de la feria.”

Hasta acá entendí: la feria muestra en sectores diferenciados los artistas consagrados y los emergentes; los que ya son reconocidos de los que amagan a serlo y hoy sólo son promesas.  Muy bien.  Eso parece claro.  Reafirmo esto en mis limitadas entendederas cundo a página 20 leo: “Barrio joven Chandon – Laboratorio de exploración”.  En bajada de título agrega: “En proceso.  La puerta por la que entran los futuros protagonistas de la sección principal de la feria…”  Vamos bien: vengo entendiendo.  Sigo leyendo:

“Más que ningún otro sector de arteBA, en Barrio Joven es posible detectar los móviles e intereses que sustentan las prácticas artísticas jóvenes de Buenos Aires pero también de otras ciudades latinoamericanas, caracterizadas por un tipo de producción no necesariamente hegemónica sino adecuada a las dinámicas de invención y competencia internas.  En espacios de visibilidad como el que proporciona Barrio Joven, grupos de artistas y jóvenes emprendedores con perfiles tan diversos como el del galerista, el gestor, el curador y el artista exponen sus relaciones con el arte contemporáneo y su interés por convertir tal vínculo no sólo en un hecho estético e intelectualmente motivador, sino también rentable.”

Acá ya empiezo a apartarme, la juventud (que marca necesariamente la falta de experiencia de campo que dan los años y el oficio) y el ser “galerista” o “curador” tienden a sonarme incompatibles.  Pero ya está dicho: que puedo saber yo…  Concluyo de mi lectura que el Barrio Joven Chandon es un espacio para la juventud en el arte.  O.K. Entendido.

Y para desbaratar mi entendimiento, a pie de página encuentro un recuadro titulado: “Un sostenido compromiso con el cambio”  anuncia “…Este año, el espacio que da la bienvenida al Barrio Joven será intervenido por Nicola Costantino con Luminiscencia, una videoinstalación interactiva con experiencia gastronómica.  La obra fue pensada para arteBA, pero al mismo tiempo es un eslabón más dentro de la producción que viene desarrollando la artista que representó a la Argentina en la última Bienal de Venecia.”


¿Exagero al encontrar contradictorio todo lo dicho del Barrio Joven Chandon como espacio para artistas emergentes y el que en ese espacio lleven a la artista que representó al país en Venecia?  ¿No se supone que se envía a la Bienal de Venecia artistas representativos del arte nacional ya que la muestra se hace en nombre de la Argentina? ¿Cuándo se eligió a la Costantino para representarnos en la Bienal se la consideró joven artista emergente?

Pero para confundirme más (y para hacer aún más alarde de publicidad encubierta), a página 12 del Suplemento Sábado de La Nación también de ayer 17 de mayo, la sección Mesa para dos hace un reportaje, pre-ci-sa-men-te a ¡Nicola Constantino!

En este “reportaje” leo: “El año pasado, la polémica en torno al agregado “político” a su obra sobre Eva Perón presentada en la Bienal de Venecia y su aparente desconocimiento del tema la pusieron nuevamente en el candelero.  De ahí a lo que hoy presenta en el Barrio Joven Chandon, tan cuidado y burbujeante, sabroso y alejado  de rispideces, parece separarla del abismo.” Está claro que hablamos de la misma persona que por un lado va a Venecia (como artista consagrada y representando a la Argentina) y por otro se la presente en el espacio “joven” de ArteBA como “emergente”.  La periodista de La Nación (Violeta Gorodischer) cuestiona: ¿Te sentís una mujer glamorosa? Solés aparecer mucho representada en tu propia obra…”   Y la artista “emergente” que estará en el Barrio Joven Chandon responde: “…No sé, este año cumplo 50, estoy haciendo una película y tengo que exponerme, mostrarme, posar, hacer escenas.  No es que me crea hermosa ni maravillosa, pero eso es lo que me gusta a mí.  Se trata de una idea de mujer que no tiene que ver con eso de “me muestro porque está todo lindo y me veo hermosa”.  Más bien todo lo contrario.” 

Dejando de lado considerar que es más estúpido, si la pregunta o la respuesta, lo concreto es a reconocimiento de parte de que tenemos una artista de 50 años, que fue la enviada gubernamental a la Bienal de Venecia, traída ahora como estrellita emergente y joven para el espacio juvenil Chandon en ArteBA.  Si no hay una contradicción en eso ya no sé cuál es el significado de contradictorio.

Y no se trata de la edad por la edad misma (evidentemente es una mujer joven a nivel vital), pero en este “juego” suele establecerse como parámetro para los certámenes, concursos y salones de “arte joven” límites en los 40, a lo sumo 45, años.  Lo sé por experiencia: yo tengo 46 y desde hace unos años  no califico más en el sector joven… lamentablemente.  Hablo de usos y costumbres  habituales en el ámbito del arte local.  Hablo de reglas claras que puedan aplicarse a todos por igual.  Hablo de seriedad y coherencia.  Hablo, mínimamente, de sentido común: si fue a Venecia con gastos pagos por mis impuestos no me la traigan ahora como joven emergente  costeada por una empresa privada. 


Ya sé que se calificará esta diatriba como resultado de mi pública, reconocida y jamás negada envidia por no haber tenido (ni tener jamás) acceso a una pared de ArteBA.  Probablemente.  Pero puede que la envidia merezca también respeto:


“Debes agradecer al envidioso la fiel atención que te dedica.  Te contempla a través de la lupa de aumento.  Para que tu simple existencia le ofenda, no duda en magnificarte cuanto sea posible e imposible.  Si cojeas, él te ve correr; si saltas, asegura que vuelas; si balbuceas, denuncia que tu elocuencia conmueve estruendosamente la paz de los cielos.  A ti tus acciones te dejan insatisfecho y suelen decepcionar a tus amigos, pero ante él siempre tienes un éxito malicioso y cruel.  El único reproche que debes hacerle es que fomenta tu vanidad: te obliga a admirarte.”  Fernando Savater, Elogio receloso de la envidia, Libre Mente, Editorial Espasa Calpe S.A. Madrid 1995, pág. 231.

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