“La mera actividad sexual es diferente del
erotismo; la primera se da en la vida animal, y tan sólo la vida humana muestra
una actividad que determina, tal vez, un ‘aspecto diabólico’ al cual conviene
la denominación de erotismo (...) Aquellos que tan frecuentemente se
representaron a sí mismos en estado de erección sobre las paredes de una
caverna no se diferenciaban únicamente de los animales a causa del deseo que de
esta manera estaba asociado -en principio- a la esencia de su ser. Lo que
sabemos de ellos nos permite afirmar que sabían -cosa que los animales
ignoraban- que morirían.” Georges Bataille, Las
lágrimas de Eros. Trad. David Fernández. España, Tusquets, 1997. Pág. 41.
“Siempre
he tenido como referencia una frase de Woody Allen que dice que la pornografía
es el erotismo de los otros. No creo que exista una línea que separe ambos
elementos ya que, desde el punto de vista cultural, los dos evolucionan en el
tiempo y en el espacio. Creo que sólo podría establecerse la diferencia en lo
que respecta a la intención del autor. Si un creador está representando las
fantasías eróticas, un acto que puede llegar a ser difícil y doloroso, y es un
trabajo honesto consigo mismo, eso es erotismo. Si sólo quiere vender diez
kilos de papel es pornografía.” Milo Manara.
"Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy
dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se
entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar,
hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en
la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mi
para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco
comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi
mano te dibuja. Me miras, de cerca me
miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada
vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y
los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan
tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los
dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume
viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar
lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la
boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y
si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible
absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una
sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí
como una luna en el agua." Julio Cortazar, Rayuela (fragmento).
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