miércoles, 7 de mayo de 2014

Me dispongo a brindar en soledad por el aniversario de mi blog y parece que voy a tener mayor motivo de brindis: Coscia ya no es el Secretario de Cultura de la Nación.  Pero la radio completa la noticia anunciando que la Secretaría se convirtió en Ministerio (¿?) y que la nueva ministra es Teresa Parodi.  Me quedo sin palabras.  ¿Es en serio? Y uno que creía que no se podía estar peor… 


Trato de evadir el tema, aunque es bastante difícil. ¿Teresa Parodi ministra de “cultura”?  Bueno, ya habían instalado la sede de la otrora Secretaría en la Villa 31 (o eso decían, ya que dudo de que Coscia anduviera muchas de sus horas laborales por esos rumbos).  El chamamé está más cerca de la cumbia villera que  otros ritmos (digo, aunque realmente no lo sé).  Debe estar ahí la lógica de este sorpresivo e incomprensible nombramiento. ¿Alcanza con cantar un estilo folklórico vernáculo para hallarse calificado a manejar la cultura de todo un país, para sí y para su proyección al resto del mundo?  ¿Te capacita el mero hecho de haber asistido a Cosquín a diagramar políticas de estado para el desarrollo cultural de la Nación? ¿Lo de estudiar, formarse, ganar experiencia de campo con trabajo real en el área, especializarse en la materia, ya no se usa másTeresa Parodi ministra de cultura.  Así estamos.


Yo no quiero ni espero nada de la política y menos de estos políticos que hemos sabido proveernos.  Solo pido que no me compliquen más la vida, que ya  bastante difícil es sin que sigan poniéndonos obstáculos.  Y que no destruyan lo que tenemos.  Estos nombramientos parecen estar destinados exclusivamente a EXTERMINAR de cuajo lo poco que nos queda.  ¿Cómo se combate contra esto?  Supongo que como siempre: continuando con lo que uno hace, con honestidad y obstinación, tratando de esquivar los ataques destructivos y perseverando en la convicción de que EL TIEMPO HARÁ QUE LAS GENERACIONES VENIDERAS SEAN TESTIGOS Y JUECES.  Que la historia coloque al régimen K y a sus sórdidos aliados donde les corresponde. Y si la justicia no llega (¡con los tiempos que tiene!) a equilibrar las cosas, sea la memoria de los ciudadanos los que apliquen la pena merecida a todos aquellos traidores que se han empeñado en destruir la patria.


Yo la siento cruzar ante mis ojos
Y es una estrella muerta la que pasa,
Dejando, en pos de su fulgor, la sombra,
Porque, en pos de su luz, ¡reina la nada!
Yo la siento cruzar ante mis ojos,
Y la pupila tras de sí me arranca,
Cual si su imagen, desgreñada y torva,
En vez de su visión, ¡fuese una garra!
Yo la siento cruzar ante mis ojos,
En aterrante procesión fantástica
De biblias del  deber que ya no enseñan,
De laureles de honor que ya no honran,
De inspirados de Dios que ya no cantan,
De púdicas estolas que envilecen,
De patenas limpísimas que manchan,
¡De banderas celestes que se arrastran!
Yo la siento cruzar… ¡seres felices
Que carecéis de luz en la mirada!
¡Ay! ¡Yo no puedo soportar la mía
Bajo el fantasma horrible de mi patria!”

Almafuerte, La Sombra de la Patria




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