Me dispongo a brindar en soledad por el
aniversario de mi blog y parece que voy a tener mayor motivo de brindis: Coscia ya no es el Secretario de
Cultura de la Nación. Pero la radio
completa la noticia anunciando que la Secretaría se convirtió en Ministerio (¿?)
y que la nueva ministra es Teresa Parodi. Me quedo sin palabras. ¿Es en serio? Y uno que creía que no se
podía estar peor…
Trato de evadir el tema, aunque es bastante difícil.
¿Teresa Parodi ministra de “cultura”? Bueno, ya habían instalado la sede de la otrora Secretaría en la Villa 31 (o eso
decían, ya que dudo de que Coscia
anduviera muchas de sus horas laborales por esos rumbos). El chamamé está más cerca de la cumbia
villera que otros ritmos (digo, aunque
realmente no lo sé). Debe estar ahí la
lógica de este sorpresivo e incomprensible nombramiento. ¿Alcanza con cantar un
estilo folklórico vernáculo para hallarse calificado a manejar la cultura de
todo un país, para sí y para su proyección al resto del mundo? ¿Te capacita el mero hecho de haber asistido
a Cosquín a diagramar políticas de
estado para el desarrollo cultural de la Nación? ¿Lo de estudiar, formarse,
ganar experiencia de campo con trabajo real en el área, especializarse en la
materia, ya no se usa más? Teresa Parodi ministra de cultura. Así estamos.
Yo no quiero ni espero nada de la política y
menos de estos políticos que hemos sabido proveernos. Solo pido que no me compliquen más la vida,
que ya bastante difícil es sin que sigan
poniéndonos obstáculos. Y que no
destruyan lo que tenemos. Estos
nombramientos parecen estar destinados exclusivamente a EXTERMINAR de cuajo lo poco que nos queda. ¿Cómo se combate contra esto? Supongo que como siempre: continuando con lo
que uno hace, con honestidad y obstinación, tratando de esquivar los ataques
destructivos y perseverando en la convicción de que EL TIEMPO HARÁ QUE LAS GENERACIONES VENIDERAS SEAN TESTIGOS Y JUECES. Que la historia coloque al régimen K y a sus
sórdidos aliados donde les corresponde. Y si la justicia no llega (¡con los tiempos que tiene!) a equilibrar
las cosas, sea la memoria de los ciudadanos los que apliquen la pena
merecida a todos aquellos traidores que se han empeñado en destruir la patria.
“Yo la siento cruzar ante mis ojos
Y es una estrella muerta la que pasa,
Dejando, en pos de su fulgor, la sombra,
Porque, en pos de su luz, ¡reina la nada!
Yo la siento cruzar ante mis ojos,
Y la pupila tras de sí me arranca,
Cual si su imagen, desgreñada y torva,
En vez de su visión, ¡fuese una garra!
Yo la siento cruzar ante mis ojos,
En aterrante procesión fantástica
De biblias del deber que ya no enseñan,
De laureles de honor que ya no honran,
De inspirados de Dios que ya no cantan,
De púdicas estolas que envilecen,
De patenas limpísimas que manchan,
¡De banderas celestes que se arrastran!
Yo la siento cruzar… ¡seres felices
Que carecéis de luz en la mirada!
¡Ay! ¡Yo no puedo soportar la mía
Bajo el fantasma horrible de mi patria!”
Almafuerte,
La Sombra de la Patria
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