lunes, 30 de marzo de 2015


 


     Cerró anoche la Feria  de Arte Contemporáneo Arte La Plata.  Si bien no estuve durante los cuatro días que duró el evento, el casi horario completo que cumplí el sábado y el rato de la tarde del domingo me volvió testigo de la importante asistencia de público que se dio durante el fin de semana.

     El diario local (El Día de La Plata) habla de dos mil quinientas personas que visitaron la propuesta, número que en lo personal que parece excesivo, pero que hubo mucha gente circulando de modo constante la hubo.
 

     Además de multitudinario (sea el número que haya sido en concreto), el público que asistió lo hizo con auténtico interés, ya que se demoraban en la obras, fotografiando sus preferencias (muchos, muchísimos, pidiendo permiso a los artistas antes de hacerlo, en un despliegue de buena educación que yo hacía añares no presenciaba), que buscaban a los artistas para dar su opinión o realizar consultas. Que retiraban postales o tarjetas de a una, prolijamente, dejando correctamente los display y exhibidores en su lugar para el próximo interesado.  Un público respetuoso y cordial, un ambiente tranquilo y una experiencia por demás grata para todos los participantes.  Los artistas con los que conversé coincidían tanto en la respetuosidad de los asistentes, su marcada cantidad (por momentos el circular de gente era apabullante) y en lo cansador que es para uno pasar la jornada completa de pie en los stand (uno no puede quedarse sentado porque estorba la visual del espectador y hay que circular para dar información y repartir o reponer folletería o data para la posterior ubicación terminada la Feria).  El dolor de pies y de espalda y cierto malestar en la cabeza por el bullicio casi permanente eran las únicas quejas que se escuchó entre los expositores.  Y ciertamente, eran una quejas muy menores. 

     El descuelgue al cierre se dio de manera ordenada y fácil;  el espacio y las características del Pasaje Dardo Rocha facilitaron toda la acción.  Los Organizadores nos despidieron con un brindis, cerrando también el buen tato que se recibió siempre de ellos, desde la convocatoria hasta el final mismo del evento. 
 
 
     Realmente nada quedó por fuera de lo planeado ni surgió ninguno de esos habituales problemitas  técnicos que suelen darse en las muestras multitudinarias (estructuras que se caen y obras que se desploman, luces que fallan, acción predadora de algún concurrente, desaparición de materiales de publicidad, artistas quejosos y molestos full time…).  Acá reconozco que todo salió a la perfección.  Un verdadero placer haber participado de Arte La Plata.  Mérito de los Organizadores y de las personas de La Plata, una ciudad que se ve tiene una población que hace juego con su maravillosa arquitectura.
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario