Parroquiales (accidentadas).
In memoriam de mi última luxación de rótula izquierda he desarrollado el síndrome
flamenco (no en honor de la escuela pictórica sino del sonrosado animal). Al
más mínimo indicio de trastabillado o tropezón encojo la pierna izquierda como
la zancuda y colorinche ave. ¿Resultado?: en los últimos meses me he dado varios soberanos porrazos en la calle. Ayer, el último. Concurrida esquina de Avellaneda, a punto de
cruzar Mitre para atrapar un colectivo que me llevara a Lomas de Zamora con la
suficiente rapidez que me permitiera cumplir con todo, y ¡zaz! vereda rota, leve
torcedura del pie derecho, pierna derecha en alto y aparatosa caída en
desparramo vergonzante.
Desde ahí para acá, vengo
rengueando, con un dolor bastante molesto y una rodilla izquierda hinchada que merecería
consulta médica pero a la que como siempre voy a matar con la indiferencia. La limitación de movimiento me lleva a la
introspección, y de ahí a este raconto (quieto) de la última actividad.
Parroquiales 1. Resumen de domingo
madrileño visto desde acá.
Paseo por twitter y compilo imágenes de otros participantes (locales ellos) del evento organizado por La Galería de Magdalena (http://lagaleriademagdalena.com/): Arcotangente 2015 (http://lagaleriadearcotangente.tumblr.com/).
Parroquiales 2.
Arte La Plata e IDANI.
Una de las actividades de la próxima feria de Arte
La Plata es la benéfica: se donan obras (los artistas que así lo
decidan) a una organización civil de ayuda a personas discapacitadas, IDANI
(https://www.facebook.com/pages/IDANI/529421703778251), y en caso de que las obras se vendan una
parte de lo recaudado va a la Organización y otra al artista (una especie de
donación “parcial”, que entiendo busca no perjudicar a los artistas y animarlos
a participar).
Yo doné a
esta propuesta mi obra 1592, de la serie Cartográfica
De las
obras que voy a llevar es la que me parece menos “descocada”, ya que si uno es estricto no es un desnudo. Además es una obra que personalmente me gusta
mucho: la mano que sale del recuadro de texto cartográfico me parece algo
bastante bien hecho.
Parroquiales 3.
Siguiendo (contra mi voluntad) los consejos de personal branding.
Es verdad
que cuando a uno le machacan mucho con un tema, aunque uno no quiera conscientemente, algo se filtra y se acaba actuando como ratón de laboratorio condicionado.
Yo me
niego a aplicar el manual de reglas básicas del marketing elemental. O sea, que me he burlado más de una vez de
esta moda del branding y del presunto descubrimiento de América de los descontracturados publicitas new age. Pero dale que
dale, te repiten y te repiten, y se ve que lo subliminal realmente es algo que
se instala como un parásito.
Al momento de decidir si hacer algún tipo de folletería para el evento de La Plata,
considerando mi escaso presupuesto y la dudosa factibilidad de que yo pueda
estar todo el tiempo en mi stand para distribuirla, la decisión fue hacer algo
que repartir en esa oportunidad pero que si me quedaba sirviera para usar en otra. La opción obvia era hacer
tarjetas (mandamiento uno del personal branding), tarjetas con algo lindo pero
discreto, que me defina pero que no se concluya en esta muestra. ¿Qué? Y
fue el fragmento de aquella obra perdida en tierra norteamericana que hoy es mi
imagen habitual tanto en este blog como en google+ y en twitter. La odiosa voz de cierto publicista sonriente retumba en
mi cabeza: “un logo personal, distintivo, pero que luego se pueda simplificar en
líneas mínimas para multiplicar su inclusión: tus ojos de gato.”
¿Somos
lo que queremos ser o apenas el lastimero resultado de lo que no podemos
evitar hacer?
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