viernes, 3 de abril de 2015


   Aunque oficialmente no poseo esa excéntrica modernidad de un “community manager”, amistades hábiles en el manejo de la web siempre me están haciendo llegar data que me vincula o me puede ser útil.  Aunque a veces (muchas veces) despotrico en contra de ellos con el argumento de que no puedo vivir dentro de una computadora porque tengo varias vidas que atender afuera, reconozco que el aporte que me hacen resulta inestimable.  Se los digo también, un poco a regañadientes, aunque sigo aconsejándoles que al aire libre también pasan cosas interesantes.

   Lo cierto que hoy feriado ellos obviamente se aburren y abusan de la conexión.  Es un día precioso en BAires, para estar afuera demorándose en la sobremesa y en algún brindis que no debería hacerse porque se supone que es un festejo triste pero uno (yo) sólo sabe festejar alegremente.  Cuando enciendo la notebook veo en respuesta de mi entrada de ayer que me adjuntan la captura de pantalla que refleja que en el sitio oficial de la Artexpo NY ya figuran mis galeristas encabezando la lista de expositores de este año.




    Y linkeándolas se llega a mi:




     Y  cuando bajo la guardia me atacan -de nuevo- con el asunto de tener un Facebook.  Me niego, bastante negocié con Twitter y todavía no comprendo cómo accedí.  Lo del blog me cierra, es mio, es un diario de trabajo, es un espacio propio y exclusivo.  El mail es una herramienta más útil que un teléfono para una persona como yo no propensa a las charlas.  Pero hasta ahí llegué.  Sin embargo, siguen insistiéndome que estoy desperdiciando una proverbial herramienta de difusión:







     ¿Está mal tener un límite ante la modernidad?  No niego ni el avance ni el beneficio, pero prefiero conservar cierta lentitud clásica y una demora elegante aferrada a lo que fue pero que conozco.  Sí, intelectualmente les doy la razón pero emocionalmente me provocan espanto.  Tanta vinculación indeterminada, tanto estar todo el tiempo a la vista y con cualquiera, tanto pensamiento colectivo…  Sí, se avanza y se mejora, pero, permítanme la antigüedad de bufar ante tanto amontonamiento amorfo.  Se divulgará más rápido y fácil pero yo sigo prefiriendo elegir a quién divulgo mi trabajo. La selección y el control sobre con quién comparto mi vida.




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