Extraigo
del reportaje publicado hoy en el diario La Nación al maestro Luis Felipe Noé:
“…Lo
que más valoro es que son obras de esta última época. ¡Yo estoy vivo! (…) Yo
creo sinceramente que lo más interesante es lo último que hice, porque uno no
vive al cohete. Hay artistas que se
repiten siempre, y cada vez peor. Pero
hay otros artistas, y espero estar entre éstos, modestia aparte, que lo mejor
que hicieron en su vida fue de viejos: Monet, Tiziano, Matisse, Hokusai… No es que me quiera comparar con ellos, pero
sí quiero hacer lo mejor de mi vida hoy.
¡Uno vive! Por eso las muestras que
más me interesan son las retrospectivas, porque son panoramas de vida. (…) Yo
estoy siempre en el mismo tren, con destino al caos, desconozco el
recorrido. Siempre lo mismo y siempre
cambiando. (…) Yo sé lo que estoy
haciendo en la medida en que lo estoy haciendo.
A veces tengo una vaga proposición inicial, pero no hay bocetos jamás. (…) A mi me hace feliz ¡vivir! Con amigos, sin mayores problemas, con el
dinero suficiente para vivir…
Concretando obras, pero más lento que antes. Voy a cumplir 82.”
Luis
Felipe “Yuyo” Noé “Me consideran la viuda de un pintor de los ´60 ¡y yo estoy vivo!”, entrevista de María Laura Zacharías para La Nación, sábado 11 de abril de 2014,
página 30.
En ese
mismo reportaje, el Maestro Noé cuenta estar trabajando también en un proyecto
editorial: “…un libro de dos tomos sobre
Noé escrito por un crítico que se llama Noé, y que es también el editor. Se llaman Mi
viaje, una autobiografía artística, con resúmenes de cada época y más de
170 reproducciones, y Cuaderno de
bitácora, testimonio e inventario,
diagramado como una revista, con fotos de vida y obra.”
Al leerlo esta mañana
encontré la síntesis exacta para explicar lo que ayer intentaba describir en
este blog respecto de una de las chances que hoy tienen los artistas gracias a
la web: ir conformando día a día una bitácora de su viaje personal en el arte,
conservando los pensamientos de cada etapa, con reseña fotográfica e inventario de la obra. Un artista de generaciones anteriores se veía
limitado a acumular material para algún día, tal vez, con suerte, organizarlo en una
autobiografía o libro de memorias. Hoy
internet nos permite ir armándolo en paralelo a la vida real que llevamos por
fuera del espacio virtual. ¿Para qué sirve? Sirve, para uno y para los que vienen detrás.
Sirve, aunque uno no sepa ahora bien para qué.
Leer esta mañana a Yuyo Noé con su sabio goce de la vida y su contundente convicción de que el
arte es una muy buena forma de vivir ha sido una maravillosa manera de empezar
la jornada. Ojalá le llegue desde aquí mi más cálido agradecimiento y mi siempre profunda admiración.
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