Pego un artículo que me reenviaron, publicado
originariamente en un sitio de emprendedores:
El arte: Productos que deben salir al
mercado
Más que subsidios, los
artistas y creadores requieren de una estrategia de divulgación eficiente de
sus obras.
Por Raúl Alfaro Segovia
10-02-2015
Galardonada
en 2013 con el Premio Nacional de Artes
Plásticas que otorga el gobierno español, la valenciana Carmen Calvo (1950) es una artista que
ha destacado en las últimas décadas no sólo por su propuesta estética, que los
críticos definen como una suerte de relectura del pasado y la memoria a través
de los objetos, sino por su postura frente al papel que los artistas, como
agentes económicos, desempeñan en el mercado.
En entrevista
con El País Semanal, Calvo afirmó que “al artista no le hace falta
estar subvencionado. Lo que necesita es un buen divulgador de su obra. (Las
artes) son productos que como el vestido o los zapatos han de salir al
mercado”.
La
declaración de esta connotada creadora, reconocida como una de las figuras
imprescindibles del arte contemporáneo español, antaño hubiese levantado ámpula
en los sectores más conservadores de la creación artística en Europa. Sin
embargo, hoy devela la evolución en el pensamiento de un cada vez más numeroso
grupo de artistas consolidados que como Calvo,
han dejado de ver el arte como un tótem sagrado, inmune a las leyes del
mercado.
Al apoyar
esta postura económica, los artistas dan paso a la construcción de nuevo paradigma
donde la cultura y las artes son reconocidos como sectores que generan riqueza
y empleo contribuyendo al desarrollo económico de las naciones, y que dadas sus
características culturales, promueven la diversidad, la inclusión social y la
reflexión sobre los problemas de nuestro tiempo, fortalecen las identidades
individuales y comunitarias y hacen un uso racional, en su mayoría, de los
recursos humanos y naturales.
Calvo, galardonada con el premio a la obra
más emblemática de un artista español vivo exhibida en la feria ARCO
de Madrid que otorga la Asociación Española de Críticos de Arte, reconoce
además en sus declaraciones a El País Semanal la importancia que
los ‘divulgadores’
tienen para el desempeño económico de los artistas.
Por
divulgadores podemos entender a un grupo de profesionales que va desde los
galeristas, corredores de arte y organizadores de ferias hasta los
publirrelacionistas, publicistas y periodistas. Hablamos pues de un sector cuya
vitalidad no sólo requiere de artistas sino de todo tipo de profesionales
encargados de la gestión, operación, administración, promoción y divulgación
del contenido artístico.
Aun cuando en
México hace falta que más artistas y
creativos consolidados se pronuncien en favor de una mayor visibilidad para la
economía cultural, tal y como lo ha hecho Carmen
Calvo en España, existe en el
país un sólido ecosistema en materia de divulgación artística con fines
comerciales.
Algunos de
estos divulgadores, como los emprendedores Pablo
del Val, director de Expo Arte Guadalajara –foro germinal
para la internacionalización de la oferta de arte contemporáneo mexicano- y Zélika García, fundadora y directora de
Zona
Maco, hoy referida como la feria de arte contemporáneo más importante
de Latinoamérica, son responsables de organizar, concentrar y consolidar una
oferta de arte contemporáneo en México,
que si bien ya existía, requería de habilidades empresariales muy puntuales
para tomar forma y ser reconocida en el mundo.
Colecciones
como las de Isabel y Agustín Coppel,
Eugenio López Alonso, César Cervantes, entre otros, las
cuales han pasado a ser instituciones equipadas y organizadas, ejercen también
una función primordial en la divulgación artística con fines comerciales
motivando a otros empresarios a encontrar en el arte contemporáneo no solo una
pasión, sino una inversión y estrategia de responsabilidad social empresarial
inteligente.
El que en México exista desde hace 12 años un
foro donde anualmente se concentran más de 130 de las galerías de arte
contemporáneo más reconocidas del mundo, aunadas a las que ocupan los
relativamente nuevos pabellones de arte moderno y diseño –una apuesta de
diversificación cautelosa pero inteligente- habla de un mercado en ascenso,
atractivo para los coleccionistas nacionales e internacionales y con claros
signos de madurez.
Rodrigo Feliz, coordinador comercial de la Galería
LABOR con sede en la Ciudad de
México declaró al diario Excélsior que la empresa que
representa vendió el 60% de la oferta exhibida en Zona MACO 2015 y que es
ésta la feria que les arroja los mejores resultados en ventas de los seis foros
internacionales en los que usualmente participan al año.
El artista
peruano Aldo Chaparro, quien junto
al mexicano Gabriel Orozco obtuvo
los mejores resultados en ventas en la más reciente Subasta de Arte Contemporáneo Latinoamericano organizada por Sotheby’s en Nueva York, puntualiza que desde su perspectiva existen en México condiciones más que favorables
para el ejercicio de la profesión artística: galerías, colecciones, museos y
foros comerciales consolidados y un coleccionismo joven en acenso.
La obra de Chaparro, quien produce y mantiene
operaciones a través de sus estudios en Lima,
Nueva York, Madrid y Ciudad de México, formó parte de la oferta que las
galerías OMR de Ciudad de México
y Fifi
Projects de Monterrey presentaron
en la más reciente edición de Zona MACO.
Una de las
facetas más loables del trabajo emprendido por Zona MACO a lo largo de
la última década es el despliegue de relaciones públicas y la generación de las
condiciones necesarias para lograr que los coleccionistas públicos y privados
más importantes del globo se den cita en la capital mexicana.
Hoy es común
toparse con los patronos de museos como el Centro Pompidou de París, el MoMA de Nueva York y el LACMA de Los Ángeles recorriendo no solo los
pasillos de la feria sino los principales museos, galerías y colecciones de la Ciudad de México durante la semana en
la que, invitados por Zona MACO, descubren un país que
tiene a la cultura por importantísimo capital económico y que entre sus
maravillas parece ser mucho más diverso y complejo que como tienden a dibujarlo
los encabezados de los medios internacionales.
La práctica
deja ver que Carmen Calvo tiene
razón, más que subsidios, los artistas necesitan buenos divulgadores de su
obra. En México los hay.
*Raúl Alfaro Segovia es director
ejecutivo de UMMA RP y miembro de la Red de Directivos Empresariales del Banco de México.
http://www.soyentrepreneur.com/27954-el-arte-productos-que-deben-salir-al-mercado.html
Nada tengo en contra del principio –obvio- de que el arte necesita ser divulgado. Cualquier manifestación cultural es un
dialogo que requiere del otro para concretarse.
Ahora, la “verdad revelada” de
que esa divulgación depende de galeristas, dealers, publicistas y relacionistas
públicos se me escapa del entendimiento y de mi propia experiencia en el ámbito
en el que me muevo desde hace muchos, muchísimos años.
¿Vamos de nuevo con el asunto de la
honestidad? Vamos. El artista que tiene agente de prensa,
relacionista público y agencia de publicidad que maneje su carrera es por el
simple y exclusivo hecho de que puede pagarlo. El dinero está al principio y no al final de
esta ecuación (aunque también lo esté al final como consecuencia lógica den una astuta
inversión). El triste hecho real es que
el artista que no tiene dinero no puede divulgar su trabajo y, según parece,
eso lo condena a estar fuera del mercado.
Afirmo desde mi experiencia –y del montón
de recibos que apilo en los cajones de mi escritorio- que las galerías no invierten en los artistas
(no montan muestras de su trabajo si el
artista no costea los gastos que incluye el mismísimo alquiler de la sala),
a las ferias no se accede sin pagar por el espacio y los publicistas y
periodistas no trabajan gratis. ¿Hay
excepciones? Si alguien quiere creer que
existen mecenas que se enamoran de la obra de un artista emergente y ponen
dinero para que este trascienda… Cada
cual es dueño de aplicar su ingenuidad en las falsedades que le plazca.
¿Qué hizo Jeff Koons antes de empezar a ascender en la escalera de la fortuna
y la gloria? Hizo dinero en la Bolsa neoyorkina,
con el que invirtió tanto en casarse con la Cicciolina como en pagar
por la difusión tanto de su vida privada como de su incipiente obra. Invirtió bien, es evidente: sigue facturando.
Las galerías de arte son tiendas: venden
objetos que garantizan a priori ser comprados.
No arriesgan nada. Los gestores
de ferias locales o internacionales son otros tenderos que alquilan espacios por metro
a galerías o artistas, con los que su ganancia por el alquiler está
garantizada. Tampoco corren
riesgos. Periodistas, publicistas,
relacionistas públicos, intermediarios varios (autodenominados críticos o
dealers o divulgadores culturales) cobran honorario por hora y por palabra
escrita ya en papel ya en soporte digital.
Todos cobran por sus servicios, no hay alea o albur en esto. Ningún riesgo empresarial. El único que apuesta es el artista: invierte,
invierte e invierte (su convicción, sus
ahorros, su vida misma) sin ningún tipo de garantía de reconocimiento y
mucho menos de ventas. El artista es el único que salta al vacío sin red de seguridad.
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