Desde hace tiempo una buena amiga me viene
pidiendo que le facilite la descarga de algunas de las entradas de este blog. Honestamente, no le hice demasiado caso
porque me parecía (en mi ignorancia tecnológica) que lo que me pedía era
innecesario: si está publicado y circula libre por la web, puede copiarlo sin
ningún tipo de problema y en cualquier momento.
Ella
se ha tomado la molestia de explicarme –con su santa paciencia- que no es tan
sencillo, que para imprimir el material y poder utilizarlo en una charla o discusión (ella trabaja con chicos en edad escolar, en
talleres de plástica y expresión creativa)
necesita que le permita descargar en forma rápida y sencilla los textos. Fantástico, pero durante mucho tiempo seguí
sin entender que me estaba pidiendo que hiciera.
Finalmente, otra amistad ha venido en su auxilio y en mi educación, y me ha
traducido de modo muy simple lo que se me estaba pidiendo: subir sólo el texto
a un sitio gratuito de la web desde donde pueda descargarse sin costo y de modo
fácil para su copia e impresión. Eso es
lo que se supone que hice con las cuatro entradas que constituyeron la Trilogía
Estúpida (material de octubre del año 2014). No sé si lo hice bien, no sé si servirá lo
que efectivamente he hecho (que tampoco tengo muy en claro qué es). Seguí detalladamente un instructivo que me
enviaron por mail pero sin entenderlo del todo.
Se supone que con un click sobre el enlace que sigue se llega al texto
completo de TRILOGÍA ESTUPIDA:
Si lo hice
bien (a más del aplauso) merezco que
me avisen. Si algo me hace sentir
sumamente estúpida a mí son mis intentos infructuosos de entender la tecnología
y usarla con eficacia. Soy definitivamente una mujer del siglo pasado.
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