La totalidad de las imágenes que se reproducen en este blog corresponden a obras de mi autoría.
martes, 30 de diciembre de 2014
lunes, 29 de diciembre de 2014
Para continuar
contradiciéndome, me detengo a resumirme que tuve este año la grata experiencia
de ser parte de una muestra curada en Arte y Vida de Martin Coronado (y me avergüenzo hasta el rojo punzó por no haber
ido todavía a retirar mis obras, generando molestias y resta de espacio a una
asociación de personas que hacen todo a pulmón y por puro amor al arte y a la
gente). Con sorpresa incluida de una
reseña en la icónica revista cultural Ramona.
Y haber
vuelto a exponer en el marco de las Gallerys Nights de Palermo, barrio indescriptiblemente
sincrético y mixturizado, donde me prometo (sabiendo a conciencia de la nula
probabilidad real de que sea) tener alguna vez mi taller-galería. Hacia demasiado tiempo que no deambulaba por
ahí y el regreso ha sido de lo más reconfortante, como volver al abrazo de un
viejo amigo al que se extrañaba.
Haber sido
invitada a integrar la Guia Leonardo…
… y haber participado en la Arcotargente de Madrid…
domingo, 28 de diciembre de 2014
La
tendencia a los resúmenes y balances de fin de año son una de las actividades
más deprimentes que conozco. Es como
pasar lista pormenorizada a las deudas
pendientes: agobian pero no cancelan pagos. ¿Qué sentido práctico pueden tener?
Es probable
que las secuelas de los excesos de la Nochebuena y el incomprensible almuerzo
navideño (demasiado cerca, sin demasiado sueño mediante, con demasiadas calorías, sin demasiado hambre, sin
ninguna razón de ser si ya nos vimos hace veinte minutos) hagan que la
digestión lenta y la bilis aun no reabsorbida nos vuelva pesados y oscuros. Propensos
a la melancolía y a la auto recriminación innecesaria.
Dicen que a
los porteños (grises, nostálgicos, quejosos e inconformistas) se nos dá de modo
natural ponernos en frecuencia “tango llorón” por estas fechas. Que a los
vecinos brasileños o a nuestros compañeros continentales más allende al Caribe las fiestas les salen al pie de la
letra: fiestas.
Recuerdo la única
oportunidad en que pude escaparme y me fugué en diciembre a Río de Janeiro. La magia del Fin de Año en las playas de Copacabana, con mística tribal en el blanco
riguroso de la indumentaria y ese mar que no acepta calificativos y que impone
proporción, hace que más que una
despedida uno viva la noche a ritmo de resurgimiento y augurio de energías
provistas por Yemanyá para
aventurarse a todo con convicción de victoria.
Yo siento el fin de año aun de esa manera, menos como cierre que como
reinicio. Un empujón al sol y al
disfrute.
Así que brindo
por los planes (que -por las dudas- trato de organizar anticipadamente durante
diciembre) que trazo para el 2015. Hecho
una miradita sobre el hombro (¡soy porteña por adopción, que tanto!) y me
siento satisfecha por haber expuesto en España
durante este año pero pongo las pilas en mis proyectos en New York para el próximo.
Me alegro
de haber estado en el Centro Cultural
Recoleta dentro del Festival de Arte Mirá pero sigo
elucubrando mi propia gestión de prensa para difundir mi participación en la Feria de Arte Contemporáneo Arte La Plata en marzo próximo.
Me encantó haber estado en la Bienal Internacional de Arte Contemporáneo
de Buenos Aires, en el Centro
Cultural Borges, pero más placer me da haber concretado (¡y expuesto!) ese cachivache
de las máscaras que fue El Portal. Que encima recibió el
reconocimiento de una mención en el marco de la Bienal.
Y estoy haciendo
exactamente eso que digo que ni hago ni quiero hacer: ¡racontos de fin de año! No
puedo escaparme al clima ni al lugar común.
sábado, 27 de diciembre de 2014
Transcribo
tres fragmentos; el primero data de agosto de 1957, el segundo de un libro
editado en 2012 y el tercero de diciembre de 1960. Quizá el error esté en mi lectura, pero yo
encuentro que dicen exactamente lo mismo.
Diferencias de estilo literario, nada más.
“¿Desde
hace cuánto tiempo está la Argentina en crisis?
¿Desde su comienzo? (…) Los planteos políticos son, entonces, radicalmente
falsos. Los planteos políticos no son
capaces de aportar ninguna solución a la crisis. Quod erat
demostrandum. Pero los políticos subsisten.
Seguirán vociferando, contribuyendo al error general, títeres de la
crisis que de pronto se creen titiriteros.
Cuando no me irritan con su vanidad y su estrépito, los políticos
argentinos me dan pena. Claro que la
mayoría de ellos no pasan de ser una máquina de distribución de puestos
públicos. Pero incluso así, son como gentes obligadas a volar a quienes sólo
les han dado una bicicleta para hacerlo.
Pues, si se me mira a fondo, ¿qué quiere este país? Un rey, una monarquía, un poder absoluto que
represente al bando al que se pertenece y aplaste a los contrarios. La otra mitad del país fomentará la anarquía
hasta que logre deponer a ese rey y montar en el trono al que ella
sostiene. Y así. Monárquico-anarquistas:
eso somos, por darle un nombre. Todo el caudillismo público y privado de nuestra
existencia apunta a lo mismo. Frente a
ese monstruo, los pobres políticos, encargados de reducirlo, de domesticarlo,
de presentarlo en el salón mundial de la democracia, para que haga alguna de
las piruetas de moda. Forzados desde hace un siglo y medio a hablar de
democracia, cuando su auditorio no tienen nada que ver con la democracia, no
quiere saber nada de ella. (…)
…Los
políticos subsisten. Y los políticos
tratan de adormecer nuestra conciencia de la crisis, intentan
escamoteárnosla. Cada partido dice a sus
partidarios que ellos son inocentes, que los culpables son los otros. Cada partido, incapaz de hallar una solución
radical para la crisis, busca paliarla, sin sacarnos la enfermedad,
hundiéndonos más en ella. (…) La política perturba, desquicia y altera el
trabajo: en la cantidad y en la calidad. (…) …Es necesaria una resistencia a la
política. Suena a antipatriótico, a
anticívico. Sí. Sin embargo, es imprescindible esa resistencia
a la política. Desoírla, darle la
espalda: que se coloque en su lugar. (…)
Cuando el fracaso sin precedentes de las escusas que la política
proporciona haga que todo se torne angustiosamente inseguro, cuando en el fondo
de nosotros mismos la falsedad de nuestras posiciones se nos abra como una
trampa, entonces es posible que nos volvamos hacia nuestro quehacer cotidiano
para buscar allí un refugio y un nuevo punto de partida. El trabajo personal: será preciso que
empecemos desde allí a conocer lo que es la realidad y lo que somos nosotros
mismos.”
H.
A. Murena, Agosto 1957 Revista Sur Nro.
248 – Septiembre Octubre 1957, páginas 1/16.
“…Fernando de la Rúa. El radical preferido por Menem para que le
cuidara la residencia. Como si la
presidencia de De la Rúa fuera una pausa preparatoria de su regreso con
gloria. Pero el proyecto de Menem iba a
estrellarse contra el paredón de dos obstáculos. La sociedad, que le daba mayoritariamente la
espalda. Y Duhalde, que lo sabía. Y le armaba, con inteligente perversidad, la
jaula envenenada. (…)
De la Rúa también vestía de gris. Pero se había asociado a un conglomerado de
progresistas de pizzería que procuraba sobrevivir con la conquista de un empleo
para emitir lecciones de catadura moral.
Zurditos tiernamente hipersensibles, de decepción fácil. Pronto iban a tomar distancia del estadista,
en cuanto sintieran que De la Rúa los decepcionaba. Y que la política real distaba de equipararse
a las inocentadas que se pontificaban idealmente para la televisión.
Debe aceptarse que al pobre De la Rúa lo
hostigaban más sus propios correligionarios, los radicales pragmáticos, que los
progresistas de decepción fácil y digestión tardía. Lo indigno era que radicales y progresistas
formaban fila para burlarse del presidente.
Degradarlo y –por qué no- traicionarlo. (…) El colapso de De la Rúa purificaba
precipitadamente los horrores anteriores del peronismo. Se reinstalaba, ante la resignación de la
sociedad, otra de las gansadas antológicamente fundamentales.
Que la Argentina sólo puede ser gobernada desde el peronismo. Verdad en que necesitaban creer, sobre todo,
los radicales que se diferenciaban atropelladamente de su presidente. Y los zurditos de decepción fácil. Confabulación de progresistas susceptibles
que procedían en gran parte, del peronismo, y se disponían a cuidar, como
fuera, los celulares, las secretarias, los choferes. La conquista del empleo. Del que abominó sólo Chacho Álvarez, el
vicepresidente del artificio que se derretía.
Su espíritu innovador no pudo soportar la devastación de una portada de
revista. Para disponerse, patrióticamente,
a huir. (…)
La implosión de finales de 2001,
discutiblemente incentivada, signó el final de la Alianza presentable de los
radicales aburridos con los progresistas de pizzería. Derivó en el episodio grotescamente trágico,
con la vorágine de los cuatro presidentes peronistas. Con juramentos que duraron
menos que las traiciones. …Puerta, presidente provisional del Senado… se
limitara a destrabar, después de cincuenta horas de violencias y rupturas, el
laberinto institucional para atenuar el vacío de poder con la entrega de la
banda, y la sortija, al Adolfo…
Adolfo Rodríguez Saá vivió,
aquella semana, entregado vertiginosamente hacia la trascendencia. Movilizado por la gloria de haber alcanzado,
en el entrevero, la más alta envestidura. (…)
Adolfo supo caracterizarse por ser un productor de capitulaciones
memorables. Pronto iba a construir el
solemne renunciamiento. Con menos tendencia al dramatismo, la posteridad iba a
registrarlo con el manto sublime del ridículo. (…)
Probablemente, la ingratitud fría de la
historia va a registrar al Adolfo como el presidente efímero que declaró el
estado de bancarrota nacional. Al
anunciar la suspensión de pagos de la deuda externa, fue eufóricamente
aplaudido. De pie. Con vivas y loas del pleno irresponsable de
la Asamblea Legislativa que arrastraba al país, emotivamente, hacia el
territorio del delirio.
(…) …aquel tapado insólito. El muchachón de Santa Cruz, Néstor Kirchner,
quién después se rebelaría como el Furioso.
Beneficiario insospechado de las vacilaciones culturales de Eduardo
Duhalde, cuando tenía en sus manos, de carambola, la sortija del poder que le
quemaba y pretendía quitarse de encima.
Aunque sin entregársela nunca a Menem, el enemigo que había sido amigo,
y la reclamaba. Pero Duhalde se sacó de
encima el poder para dárselo al que menos la esperaba. El Putin patagónico. Kirchner se los iba a llevar puestos, paulatinamente,
a todos. Dispuesto, en defensa propia, a
terminar con la carrera política de los que no se le reportaban. Primero y principal, con Duhalde, el Boris
Berezovsky de Buenos Aires.
Kirchner, como Putin, mantenía el mérito
redituable de ser un desconocido en un momento de síntesis de desprecio. Cuando lo conocido era asociado al
fracaso. Tenía la suerte de ser un
desconocido hasta para los que tenían la obligación cívica de conocerlo. Como su justificada víctima. Duhalde.”
Jorge
Asís Hombre de gris Sudamericana S.A. Buenos Aires 2013, páginas
67/77.
“Cada
vez que me proponía responder al pedido de Victoria Ocampo, terminaba por
sumirme en un complejo y funesto desaliento. ¿Qué se puede decir en pocas
páginas sobe los festejos del sesquicentenario? (…) Aquí, únicamente diré que una vez más se ha
verificado el contraste que en este país al parecer maldito hay entre las
palabras grandiosas y los pobres hechos, entre el charlatanismo de feria de sus
políticos y la angustia del hombre de la calle.
Pocos países ha de haber en el mundo como éste en que todo empiece con mayúscula,
descienda luego a minúsculas y termine invariablemente entre sarcásticas
comillas…
(…) Nada me deprime tanto como leer un diario
argentino, de tal modo siento la falsedad, la mentira y la hipocresía que
llenan sus columnas; hasta que llego a la crónica policial, único lugar en que
tengo la sensación de estar frente a hombres auténticos y verdaderos. (…)
Las crisis no son cuestiones de palabras sino
de hechos, claro está. Pero se
manifiestan o se disfrazan mediante palabras.
Palabras que han sido falsificadas, ahuecadas o rellenadas con
semantemas tortuosos y hasta antitéticos. (…)
Aquí la tradición de la delincuencia semántica viene desde lejos, y no
hay que creer que Juan Perón la inauguró, como algunos imaginan. Ya en nombre de la Democracia se apaleaba
obreros en los frigoríficos, se esclavizaba a mensúes en los yerbatales y se
torturaban a opositores en la Sección Especial.
Pero es evidente que el fenómeno se ha perfeccionado en los últimos
años. Y casi no queda una sola palabra
en que podamos creer con tranquilidad…”
Ernesto
Sábato Palabras, palabras, palabras escrito para el
número especial de Homenaje a los 150 Años de la Revolución de Mayo de la
revista Sur Nro. 267 Noviembre Diciembre
1960 páginas 38/41.
viernes, 26 de diciembre de 2014
Encuentro
esta mañana este mail en mi buzón de entradas:
Y dentro
de lo que me permite el limitado grado de lucidez que deriva de la resaca post
navideña y el abuso de comida innecesaria para la subsistencia pero imprescindible
en plan hedonista, me pregunto: ¿son esas muchas
visitas?, ¿son pocas?, ¿es indiferente?
Los
números son fríos, inalterables y tramposos.
Uno quiere aplicar toda su fe inexistente en el sobrio estoicismo inconmovible
de las ciencias duras y dar por cierto que los números no mienten. Pero lo hacen y uno confirma que no se puede
creer en nada, ni en el dos por dos.
“Supongo que su autor sostiene que la
altura de la pirámide de Keops es igual a la raíz cuadrada del número que expresa
la superficie de cada uno de los lados.
Desde luego, las medidas deben tomarse en pies, unidad más afín al codo
egipcio y hebraico, y no en codo egipcio equivalente a 1,728 pies. Por lo demás, si no conocemos las medidas
exactas, podemos remitirnos al pyramidion, que era la pequeña pirámide situada
en el ápice de la gran pirámide y que constituía su punta. Era de oro o de otro metal que brillase al
sol. Pues bien, coja usted la altura del
pyramidion, multiplíquela por la altura de toda la pirámide, multiplíquelo todo
por diez a la quinta potencia y tendrá la longitud de la circunferencia
ecuatorial. Eso no es todo, si coge el
perímetro de la base y lo multiplica por veinticuatro al cubo dividido por dos,
obtiene el radio media de la Tierra.
Además, la superficie cubierta por la base de la pirámide multiplicada
por 96 por diez a la octava da ciento noventa y seis millones ochocientas diez
mil millas cuadradas, que corresponden a la superficie de la Tierra. ¿Es Así? (…)
Para comenzar, si se divide la base exacta de la pirámide por el doble exacto
de la altura, calculando incluso los decimales, no se obtiene el número pi sino
3,1417245. La diferencia es pequeña,
pero importante. Además, un discípulo de
Piazzi Smyth, Flinders Petrie, que también fue quien midió Stonehenge, dice que
cierto día sorprendió al maestro limando los salientes graníticos de la
antecámara real, para que sus cálculos encajaran… (…) Con los números se puede hacer cualquier
cosa. Si tengo el número sagrado 9 y
quiero obtener 1.314, fecha en que quemaron a Jacques de Molay, una fecha
señalada para quien como yo se considera devoto de la tradición caballeresca
templaria, ¿qué hago? Multiplico por 146, fecha fatídica de la destrucción de
Cartago. ¿Cómo he llegado a ese resultado? He dividido 1.314 por dos, por tres,
etcétera, hasta encontrar una fecha satisfactoria. También hubiera podido dividir 1.314 por
6,28, el doble de 3,14, y habría obtenido 209. Que es el año en que ascendió al trono Atalo
I, rey de Pérgamo… ”
Umberto
Eco,
El
Péndulo de Foucault, Debolsillo - Sudamericana S.A. Buenos Aires 2004, pág.
372/374.
miércoles, 24 de diciembre de 2014
Acá se festeja la Navidad
Acá se festeja la Navidad. O sea que se festeja Hanukkah y encendemos lucecitas intermitentes para iluminar toda la casa…
Y se festeja el Yule
nórdico, y ponemos muérdago y arrancamos comiendo desde la
trasnochada Nochebuena hasta pasado Reyes con sus roscas de crema pastelera…
Y se festeja el Dong
Zhi chino y nos reunimos con la familia que no soportamos el resto del año pero que por un rato reconocemos como propia y válida…
Y se festejan las Saturnalias romanas, y en honor del nacimiento del Sol Invictus encendemos velas e
intercambiamos regalos…
Y se festejan las procesiones egipcias del dios Horus, y montamos pesebres con animalitos histórica y zoológicamente incongruentes…
Y se festeja la Shab-e
Yaldá iraní, comiendo frutos secos pese al sofocante calor porteño…
Y ya que
estamos en el hemisferio sur festejamos también el solsticio de verano y el Qhapaq Raymi inca y damos
regalos a los niños en celebración a la continuidad de la vida…
Y festejamos –un poco adelantados, por
cierto, pero vale la celebración y el homenaje- el We Tripantu mapuche, el Machac
Mara aymará, el Aringa Ora de Rapa Nui, y brindamos por la renovación
del ciclo de la vida, que, ¡afortunadamente!, siempre vuelve a comenzar.
Acá se
festeja la Navidad!!!!
martes, 23 de diciembre de 2014
Más sobre basura festiva.
No soy
capaz de tirar los corchos de las bebidas que consumo. No puedo.
Los guardo primero en una canasta en mi cocina y luego pasan a una
especie de canasto de mimbre que hay en mi taller, debajo del tablero. Llevo años
compilándolos. ¿Para que los conservo?
No sé, todavía no lo sé. Pero
alguna vez voy a hacer algo con ellos, de eso estoy segura. De momento, me limito a esperar que llegue el
debido momento de descubrir qué va a ser.
Hace unos
días tuve un primer amague de utilidad:
pegué algunos corchos sobre una tapa de caja de pizza redonda que supo
ser parte del fallido proyecto de “Las Venus de las pizzas” (dentro de Plagaria,
una serie de versiones libres de las Venus Clásicas –Velazquez, Tiziano, Rubens- pintadas sobre cajas de cartón circulares
de delivery de pizzas; un disparate que
se frustró apenas la pizzería de la esquina de casa cambió el formato de sus
embalajes y me quedé sin soporte y sin inspiración).
Con esto,
unos muñequitos de La Cajita Feliz de MacDonald´s
del merchandising promocional de
alguno de los films de la saga de Madagascar (con sus correspondientes bonetes hechos con fragmentos de un moño roto y las manijitas de papel retorcido blanco de una bolsa de regalo), una servilleta de papel
alegórica navideña, pintura, cintas, pegamento y brillos suficientes salió el adorno de
bienvenida para mi puerta. Que no fue a
la puerta porque era muy pesado y tuve que atarlo con tanzas varias a la reja
de la ventana. Nuevamente, elementos que calificaban para el tacho de
basura han pasado a componer mi decoración doméstica.
Intervenir,
reciclar, reutilizar, recuperar. O
simplemente descubrir que nada es sólo lo que se supone que es, que puede haber
mucho más detrás de una primera impresión.
Que a veces es nuestra propia mirada la que puede transformar el entorno
si lo vemos como algo más de lo que nos han adoctrinado a creer y a esperar.
Yo definitivamente
sé que mis corchos están destinados a ser algo más que tapones de botellas de
vino, un algo más que todavía ignoro; y estas festividades me permitirán los
brindis necesarios para seguir almacenando ese material que algún día habrá de
ser quién sabe qué y el destino final (¡y glorioso!, o ridículo…) de mi empecinado
acopio.
lunes, 22 de diciembre de 2014
Sobre
la Navidad y la basura.
¿Dije ya
que soy de las que celebran con auténtico entusiasmo la Navidad? Adhiero alegremente a toda la parafernalia:
a los brillos, el colorinche chillón, el exceso de comida, los múltiples
brindis etílicos. Para mi goce,
coinciden el clima cálido (bochornoso según algunos), los días largos, el fin
de mi época de trabajo; la expectativa de calor, luz y tiempo liberado para
pintar a mi antojo. Las fiestas
representan el cierre de mi vida “civil”
aunque más no sea por treinta días. Y yo
lo celebro.
La recargada decoración
es uno de mis fetiches, y trato de no repetirla de un año para el otro. Por ello mi hiperkinética actividad manual me
provee de múltiples artefactos a mi
gusto: originales, low cost, con muchos brillitos y definitivamente farnellianos. Y por ese extraño sentido del humor con el
que he sido marcada, no puedo encontrar nada más acorde a mi jolgorio navideño
que la utilización de basura como sustento de mi creativa experimentación. Literalmente basura. Objetos que saco de los tacho de residuos de
casa o de mi taller.
Paso
lista a la recopilación más reciente: dos cajitas de cartón cuadradas donde
vinieron embalados dos portavelas de vidrio ya en uso; los cilindros también de
cartón donde viene enrollada la cinta navideña que usé para los moños de las
cajas que hice de decoración para el pie de mi árbol; dos frasquitos de vidrio,
de dulce artesanal, chiquititos, que traje de un viaje a Chascomús; un pote de helado
de telgopor de cuarto kilo; una cajita redonda de pastillitas de azúcar con la
carita de La Sirenita de Disney;
una cajita de fibrofácil que fuera
alguna vez un souvenir infantil; y lo que quedó de un potecito de cerámica que
contenía perfume en pasta que perdió su tapa hace años. Todo descarte. Pintura, lacas, cintas, un par de velas, cola
vinílica con glitter, restos de
adornos viejos, y un poco de trabajo después tengo el centro de mesa de este año:
dos candelabros elevados y un ánfora central para colocar flores o tal vez
directamente una plantita (veré cuando lo monte qué queda mejor).
Claro que podría haber comprado un arreglo en
una tienda, pero no habría sido barato y me hubiera visto obligada a volver a
usarlo para amortizar el gasto. Y yo
detesto repetirme. ¿Ante quién? Ante mí misma: son escasos los asistentes a
mi cena de Nochebuena y ciertamente son de los que odian la Navidad y poco se
percatan del entorno por fuera de su mal humor.
Convivo con una manada de clones de Scrooge. Yo festejo como un cascabel irreductible (¡francamente insoportable!) y compruebo
que mi buena voluntad no es contagiosa.
Y mi casa
y mi mesa y mi vida quedan engalanadas con basura re-civilizada, resumiendo estéticamente el
juego de simulaciones, falsedades y malos entendidos que son por estos lados
las festividades de fin de año. Pero
realmente lo disfruto. Pasarla bien es
una decisión puramente personal. Nadie
nunca ha estado ahí para salvarnos.
Sigue siendo mejor dejar de lado la espera y arreglarnos solos. Como mejor nos plazca.
domingo, 21 de diciembre de 2014
Mal
de muchos, consuelo de tontos.
Pero cuando uno ve que a otras personas –con más experiencia, con más
recursos y con mucho más poder que uno- le entorpecen la vida nuestros
habituales obstáculos, se sospecha que no es que nosotros no estemos
capacitados o resultemos imperdonablemente torpes, sino que hay enemigos de
real entidad que nos agreden a todos por igual.
Esta mañana el suplemento
Enfoques del diario La Nación publica una entrevista a Adriana Rosenberg, directora de Fundación Proa. A la pregunta puntal de “…el llamado ´cepo al dólar´ y las trabas ligadas a la importación,
¿están afectando el armado de muestras internacionales?”, dice:
“La
decisión de seguir conectados con el mundo es una decisión estratégica para
nosotros. Las vicisitudes
político-económicas de alguna manera se van superando. Por ejemplo, para la muestra de Cai Guo-Qiang
no trajimos obra, pero tuvimos que traer materiales, pólvora, papel de Japón,
que es con lo que él trabaja, y todo eso significó importar. Efectivamente, gran parte del trabajo en este
momento está muy ligado al tema burocrático.
En las muestras der Giacometti y Ron Muek, donde trabajamos en conjunto
con Brasil, ellos se ocuparon mucho de lo que fue la relación con el
exterior. Las divisas salieron de Brasil
y desde Proa nos ocupamos de pagar costos locales. –Esta
idea de que estamos viviendo cierto “provincialismo cultural”, ¿es una frase
hecha o alude a algo de lo real? –Pienso que es verdad. Las trabas, obviamente, te aíslan. No todas las instituciones tienen la
capacidad de atravesarlas. Son trabas
económicas, de gestión, laborales, legales.
Tenés que contar con muchos profesionales que se aboquen a
resolverlas. Proa cuenta con un apoyo
que es la organización Techint; ese asesoramiento lo podemos tener. Pero si sos un artista o una institución pequeña,
te diría que se vuelve muy difícil e irremediablemente caes en el aislamiento…”
La Nación, domingo 21 de Diciembre
de 2014, Suplemento Enfoques, Diana
Fernández Irusta entrevista con Adriana Rosenberg “El poder político no quiere la democratización de las instituciones
culturales”, nota que inicia en Tapa y página 3.-
Ayer mismo me reunía
con las curadoras con las que voy a participar en una feria de arte en New York en marzo del 2015 (Affordable
Art Fair NY) y me contaban algunas de sus experiencias en la batalla
cotidiana de sacar obra del país para su exhibición en el exterior. Hay
que tener muchas ganas, realmente...
Mis intentos de hacer las cosas como
corresponden terminan invariablemente en frustración e ira, con esa sensación
de que todos están en contra de algo tan inofensivo como que una terca artista
emergente y de la periferia quiera mostrar sus obras fuera del país, costeando
de su bolsillo todo el experimento y sin esperanzas serias de recuperar nada de
su inversión más que la difusión internacional de su trabajo.
Cuando entiendo que eso le pasa a personas
más experimentadas y mejor formadas que yo (las curadoras de Acuarell Arte Contemporaneo - http://www.acuarellarte.com.ar/ - o la directora de Fundación Proa –
http://www.proa.org/) me
siento menos víctima propiciatoria y más ciudadana furibunda contra un sistema
que no hace mucho por el desarrollo de la cultura nacional.
sábado, 20 de diciembre de 2014
viernes, 19 de diciembre de 2014
Concreté
mi participación en Arte La
Plata – Feria de Arte Contemporáneo (www.artelaplata.com) que va a
tener lugar el año próximo del 26 al 29 de marzo en el magnífico edificio del Centro
Cultural Pasaje Dardo Rocha, La Plata, Provincia de Buenos Aires.
El plan sería –en principio,
ya que estoy acostumbrada a que sobre la marcha la realidad marque su propia voluntad y descarte la mia-
contar con un stand para mi obra de 4 X 2 metros.
Irían para la pared central de frente tres obras de Cartográfica (1592,
Portulano
y Resabio
de Conquista) que están enmarcadas en forma concordante y quedarían
equilibradas y con suficiente luz como para lucir sin molestarse.
En una de
las paredes laterales irían mis odaliscas de Plagiaria, la Versión
libre y cartográfica de una Odalisca de Ingres y la Versión
libre y cartográfica de una Odalisca de Fortuny, obras que también están enmarcadas iguales y que juntas
suelen acompañarse muy bien.
En el otro
lateral me gustaría llevar algunos de mis “cachivaches”,
mis mesitas y mis cajas, y colocar sobre la pared un par de bandejas
intervenidas.
Obviamente, puedo verlo
montado en mi cabeza de manera satisfactoria, pero habrá que corroborar in situ si no resulta sobrecargado y
asfixiante. Por experiencia sé que llevo
a las cuelgas más de lo que al cabo se exhibe, ya que si uno satura el espacio
logra que el espectador huya en lugar de tentarlo a la contemplación. Pero me tranquiliza que tengo material como
para intentar un stand en soledad.
Igual, hay casi tres meses de por
medio como para seguir puliendo la idea.
Pero si no tengo claro lo que voy a mostrar me cuesta confirmar
participación, por eso antes de comprometerme armo todo en mi cabeza, y esta
distribución me pareció interesante.
Veremos en su momento como sale.
El lugar
donde se llevará a cabo la Feria es uno de esos soberbios edificio histórico que
uno encuentra en la ciudad de las
diagonales. Así cuenta página
oficial de la Ciudad de La Plata (http://www.laciudad.laplata.gov.ar/edificios-emblematicos-/centro-cultural-pasaje-dardo-rocha-) la historia de esta joya arquitectónica:
Ubicado en el corazón
de la ciudad, fue en sus orígenes la Estación “19 de Noviembre”, primera
Terminal del Ferrocarril Oeste de La Plata.
Hoy es escenario de los acontecimientos culturales más importantes de la ciudad.
Hoy es escenario de los acontecimientos culturales más importantes de la ciudad.
El Pasaje Dardo Rocha
es uno de los edificios fundacionales más bellos de la ciudad. Fue realizado
por el ingeniero Pinaroli a la usanza de las grandes estaciones europeas y
alojó la gran estación de trenes.
La actividad
ferroviaria había comenzado en 1883 pero la estación se inauguró en agosto de
1887 luego de haber sufrido un gran incendio. El 23 de enero de ese año, las
brasas se habían apoderado del edificio y casi lo destruyen totalmente, los
vecinos se organizaron para apagar el fuego y según cuenta la historia, fue el
ingeniero Pedro Benoit quien dirigió ese valiente combate. Este incendio tuvo
su consecuencia benéfica: la creación del primer cuerpo de bomberos.
Hasta 1906 fue
estación de trenes, luego la misma se mudó a la calle 1 y 44, entonces el edificio
del Pasaje Dardo Rocha, que miraba con soberbia arquitectónica a la entonces
plaza de la Legislatura, luego Primera Junta y por último San Martín, quedó
vacío.
En la década del 20 se
lo remodeló estilo francés para convertirlo en centro cultural. El gobernador
Luis Monteverde acuñó la idea de un pasaje, "cuyo aspecto exterior será el
de un sobrio palacio estilo francés, para destinarlo a salas de concierto,
pequeños teatros y un gran vestíbulo central de exposiciones". La
Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas de la provincia de
Buenos Aires tuvo a su cargo la remodelación y exposiciones industriales,
galerías pictóricas, obras del Museo Provincial de Bellas Artes, conciertos,
festivales y hasta partidas simultáneas de ajedrez. Todas esas actividades se
desarrollaron en ese espacio que, desde 1930, se llamó Dardo Rocha.
Luego, el pasaje fue
sede provisoria del Ministerio de Acción Social, de LS 11 Radio Provincia, de
la Dirección de Telégrafos, Asesoría Letrada, Ministerio de Trabajo y Archivo
Histórico de la Provincia. En 1944 se estableció el Correo hasta que se mudó a
su nueva sede. Al quedar nuevamente vacío, el Pasaje fue ocupado para que
cumpliera de manera alternada aquellas funciones para las que fue remodelado en
1928, cuando adquirió su aspecto de palacio francés.
Finalmente, después de
haber sido sede de numerosas reparticiones y de albergar la Convención
Constituyente, en 1994, ha ingresado al patrimonio municipal y, con la
realización de importantes obras de restauración y equipamiento, se ha
convertido en el gran centro cultural de La Plata.
Dirección: calles 49 y
50, entre 6 y 7.
Horario: lunes a domingos de 9 a 22.
Horario: lunes a domingos de 9 a 22.
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