domingo, 21 de diciembre de 2014


    Mal de muchos, consuelo de tontos.  Pero cuando uno ve que a otras personas –con más experiencia, con más recursos y con mucho más poder que uno- le entorpecen la vida nuestros habituales obstáculos, se sospecha que no es que nosotros no estemos capacitados o resultemos imperdonablemente torpes, sino que hay enemigos de real entidad que nos agreden a todos por igual.

   Esta mañana el suplemento Enfoques del diario La Nación publica una entrevista a Adriana Rosenberg, directora de Fundación Proa.  A la pregunta puntal de “…el llamado ´cepo al dólar´ y las trabas ligadas a la importación, ¿están afectando el armado de muestras internacionales?”,  dice:  
     “La decisión de seguir conectados con el mundo es una decisión estratégica para nosotros.  Las vicisitudes político-económicas de alguna manera se van superando.  Por ejemplo, para la muestra de Cai Guo-Qiang no trajimos obra, pero tuvimos que traer materiales, pólvora, papel de Japón, que es con lo que él trabaja, y todo eso significó importar.  Efectivamente, gran parte del trabajo en este momento está muy ligado al tema burocrático.  En las muestras der Giacometti y Ron Muek, donde trabajamos en conjunto con Brasil, ellos se ocuparon mucho de lo que fue la relación con el exterior.  Las divisas salieron de Brasil y desde Proa nos ocupamos de pagar costos locales.  Esta idea de que estamos viviendo cierto “provincialismo cultural”, ¿es una frase hecha o alude a algo de lo real? –Pienso que es verdad.  Las trabas, obviamente, te aíslan.  No todas las instituciones tienen la capacidad de atravesarlas.  Son trabas económicas, de gestión, laborales, legales.  Tenés que contar con muchos profesionales que se aboquen a resolverlas.  Proa cuenta con un apoyo que es la organización Techint; ese asesoramiento lo podemos tener.  Pero si sos un artista o una institución pequeña, te diría que se vuelve muy difícil e irremediablemente caes en el aislamiento…”  
La Nación, domingo 21 de Diciembre de 2014, Suplemento Enfoques, Diana Fernández Irusta entrevista con Adriana Rosenberg “El poder político no quiere la democratización de las instituciones culturales”, nota que inicia en Tapa y página 3.-



     Ayer mismo me reunía con las curadoras con las que voy a participar en una feria de arte en New York en marzo del 2015 (Affordable Art Fair NY) y me contaban algunas de sus experiencias en la batalla cotidiana de sacar obra del país para su exhibición en el exterior.  Hay que tener muchas ganas, realmente...  

     Mis intentos de hacer las cosas como corresponden terminan invariablemente en frustración e ira, con esa sensación de que todos están en contra de algo tan inofensivo como que una terca artista emergente y de la periferia quiera mostrar sus obras fuera del país, costeando de su bolsillo todo el experimento y sin esperanzas serias de recuperar nada de su inversión más que la difusión internacional de su trabajo.  

   Cuando entiendo que eso le pasa a personas más experimentadas y mejor formadas que yo (las curadoras de Acuarell Arte Contemporaneo - http://www.acuarellarte.com.ar/ - o la directora de Fundación Proa – http://www.proa.org/) me siento menos víctima propiciatoria y más ciudadana furibunda contra un sistema que no hace mucho por el desarrollo de la cultura nacional.  



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