martes, 16 de diciembre de 2014

Las Damas de Lorena



     Por lo general, por cada obra que termino y firmo (o firmaba, porque ya no lo hago más) quedan dos o tres por la mitad, inconclusas, olvidadas.  Gran parte de mi problema de espacio en mi taller se debe a la cantidad de cosas a medio hacer que perdieron mi interés y van quedando dando vueltas por ahí.

   En algún momento y por culpa de este blog (en mi afán de no repetir constantemente las mismas imágenes y comprometida a que en su mayoría fueran obras de mi autoría), fotografíe algunos trabajos inacabados y los subí aquí.  

   Sucedió que a  la amiga de una amiga le gustó sobremanera una de esas obras abandonadas, al punto de subir su imagen como protector de pantalla en su celular.  En la cena de cumpleaños de nuestra amiga común  me mostró su teléfono y me reiteró en persona su afición por esa obra.  Le expliqué que era un trabajo  sin terminar, que era parte de un díptico que nunca se concretó, que la idea de la obra en conjunto no era particularmente “atractivo”.  Pero ella insistió en que le encantaba la imagen y que quería verla cada día y a cada momento que acudía a su teléfono.

   Lo que pudo ser una conversación amable en un encuentro social se convirtió para mi en un trascendente tema de análisis.  La obra era medianamente interesante, pero la abandoné probablemente porque la idea que buscaba no se llegaba a concretar.  ¿Qué quería decir por esos tiempos?  Damas medias, medias máscaras.  Dualidad, tiempo partido, el ser y no ser.  La sospecha de que nada tiene una sola lectura.  La figura femenina como símbolo de la realidad, múltiple e interpretable.

    Pero ahora me había atrapado la necesidad de decir otra cosa:  tenía que concluirla respetando el mandato tácito de esa persona que la admiraba; tenía que completar la imagen con la belleza plástica suficiente para complacer a su fiel espectadora cada vez que acudiera a su teléfono celular. 

   Y me dispuse –en contra de mi costumbre- a terminarla.  Y lo hice.


     Pero ya no se trata ni de damas medias ni de máscaras partidas.  Es  Las Damas de Lorena y a esta amiga de mi amiga va dedicada.  Y sólo pretende significar mi gratitud por su disfrute manifiesto de mi trabajo, con el único objetivo de dar a esa espectadora en particular una imagen bella que satisfaga su necesidad  estética en el trajín de la vida cotidiana.






   Espero que concluida (pequeños detalles de cierre que no han modificado mucho pero que me hacen sentirla completa) te guste tanto como antes.  Y, por cierto, ¡gracias Lorena! por tu generosa apreciación de mi trabajo y tu gentileza de hacérmelo saber.  Es un reconfortante aliento y una razón de valor para seguir dejando mi tiempo en esta tontería banal del arte.





2 comentarios:

  1. Cada día me siento mas identificada con las Damas medias, medias máscaras.
    Eternamente agradecida!!!

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  2. Cada día me siento mas identificada con las Damas medias, medias máscaras.
    Eternamente agradecida!!!

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