Algo
más acerca del Art Brut
Por pura
curiosidad, indagué de dónde y desde cuándo (y concretamente a qué) se habla de Art Brut. Careciendo
absolutamente de data a este respecto en mi biblioteca personal, recaí (¡obvia
y vergonzosamente!) en Wikipedia. De esa no muy respetada fuente provienen los
párrafos que siguen (seleccionados a mi exclusivo
criterio y con leves modificaciones gramaticales para ordenar el sentido):
"El
concepto de Art Brut fue concebido en 1945 por el artista francés Jean Dubuffet para describir el arte creado fuera de los límites de la cultura
oficial, especialmente las manifestaciones artísticas llevadas a cabo por
pacientes de hospitales psiquiátricos.
Así, mientras que el término de Dubuffet
(Art Brut) es bastante
específico, el término outsider art se hacía extensivo a
los artistas autodidactas o naïf, aunque
nunca hubiesen sido internados en una institución psiquiátrica.
El artista
marginal es por tanto aquel que desarrolla su labor creativa sin
contacto alguno con las instituciones artísticas establecidas, respondiendo a
una fuerte motivación interna y haciendo uso frecuentemente de materiales
y técnicas inéditos. Una gran parte del arte marginal refleja estados mentales
extremos, idiosincrasias particulares o elaborados mundos de fantasía.
Desde
mediados del siglo XX expresiones
como Art
Brut y outsider art han alentado una distinción entre el
arte realizado por artistas profesionales y acreditados y el hecho por personas
«al
margen de la sociedad», en muchos casos enfermos mentales, delincuentes, visionarios, autodidactas y médiums,
entre otros individuos presuntamente «excéntricos».
Dentro de
los círculos artísticos, artistas como Paul Klee y Picasso buscaron
un arte espontáneo, no adulterado por el saber, en contraste con lo que para
ellos era una tradición occidental excesivamente sofisticada y centrada en sí
misma.
La entera
concepción de un Art Brut o arte marginal descansa sobre la
premisa de un individuo creador que opera en gran medida despreocupado (e
idealmente desinformado) de la expectativas de los demás. La interioridad es,
en efecto, la clave de la mentalidad del auténtico marginal, cuya obra surge
principalmente de imaginar y elucubrar. Navegando a golpe de intuición, el
creador espontaneo solo atiende a su rumbo particular, y zarpa sin piloto en
una dirección que prescinde alegremente de convencionalismos tales como las
reglas de la perspectiva,
la técnica «correcta» o los materiales tradicionales. Asumiendo el pleno
control del proyecto formativo, el sujeto creador orquesta los contenidos
psíquicos del mismo con arreglo a sus diseños personales, desarrollando un
repertorio característico de motivos y elementos que pasan a ser los
componentes de una arquitectura cerrada. Esa actividad autónoma y apasionada
implica también un esfuerzo sostenido de auto-constitución y
auto-consolidación, que equivale a un esfuerzo de auto-estabilización
terapéutica. Ése es el sentido en el que la obra de arte afirma su existencia
ante todo como refugio, ciudadela defensiva, nido íntimo.
Más aún, puede
entrañar una acentuación casi autista de lo privado sobre lo comunicativo, de
suerte que el ocultamiento y los códigos secretos vengan a ser marcadores
añadidos de un compromiso creativo intenso. Ese afán hermético puede alimentar
un lenguaje acusadamente idiosincrático, que haga que todas las obras de un
artista se vean como algo de una pieza, casi invariablemente reconocible como
hecho por esa persona y constitutivo en su totalidad de un mundo privado o microcosmos
personal.
“Estoy
convencido de que el arte es aquí más vivo y apasionante que las manifestaciones
del aburrido arte oficial catalogado –aunque sea de vanguardia-“
"El
verdadero arte siempre está donde no se le espera. Allí donde nadie piensa en
él ni pronuncia su nombre. El arte odia ser reconocido y saludado por su
nombre. Se escapa enseguida. El arte es un personaje apasionadamente enamorado
del incógnito. En cuanto alguien lo descubre, lo señala con el dedo, entonces
se escapa dejando en su lugar un figurante laureado que lleva sobre sus hombros
una gran pancarta en la que pone ARTE, que todo el mundo rocía enseguida con
champaña y que los conferenciantes pasean de ciudad en ciudad con un aro en la nariz.
[…] ¡El verdadero señor Arte no hay peligro de que cargue con una pancarta! Por
ello nadie lo reconoce". Jean Dubuffet dixit.
En 1976
será inaugurada la “Collection de L´Art Brut" en la ciudad de Lausana, Suiza.
A través de este hecho el artista se verá inmerso en sus propias
contradicciones, aunque será una recopilación de obras bajo la idea de anti-museo. “Parece […] reinar en Suiza más
que en otra parte una disposición para abordar producciones de arte
desprovistas de patentes, con todo el frescor de la mirada, haciendo intervenir
menos que en otras partes, las incidencias de notoriedad de los autores, del
prestigio y de la competición. [...] El condicionamiento cultural es allí,
parece ser, un poco menos apremiante que en otras naciones y el juicio personal
más respetado”.
En esta colección los autores de Art Brut se distinguen de
los artistas consagrados. Autodidactas,
los creadores son definidos como “personas extranjeras a la cultura y que no
han recibido de ella ninguna información ni influencia”. Su ignorancia
de la escena artística es, según ellos, altamente benéfica, ya que lleva a cada
uno de ellos a inventar totalmente el conjunto de su procedimiento creador."
De una
fuente un poco más “seria” (el sitio oficial del Guggenheim Bilbao),
extraigo un esbozo biográfico del creador del concepto Art Brut:
“Jean
Dubuffet nació el 31 de julio de 1901 en Le Havre, Francia, hijo de un
acaudalado comerciante de vinos. En su juventud asistió a clases de arte y en
1918 se trasladaría a París con su compañero, Georges Limbour, para estudiar en
la Académie Julian, que abandonó tras sólo seis meses para trabajar de forma
independiente. En aquellos días conoció a Raoul Dufy, Max Jacob y a Suzanne
Valadon. Entre 1920 y 1922 llevó una vida solitaria dedicado a estudios
intensivos, especialmente de filosofía y de música. De esta etapa de su vida el
artista afirmó "Tras dejar la escuela estudié pintura durante seis o siete
años, junto con otras disciplinas: poesía, literatura, vanguardia y
retaguardia, metafísica, paleografía, etnografía, lenguas modernas, los clásicos;
como seguro que puede Ud. ver, buscaba una forma de entrar".
Tras
hacer el servicio militar, donde conoció a Fernand Léger y a André Masson, y
viajar por Suiza, Dubuffet fue haciéndose cada vez más escéptico acerca de las
"bellas artes" y decidió dejar de pintar. Tras seis meses en
Argentina volvió a Le Havre en 1925 para encargarse del negocio de su padre. Se
casó y se trasladó a París, donde abriría su propio negocio de vinos en Bercy.
En 1933 volvió a intentar centrarse exclusivamente en su arte pero se vio obligado
a abandonar en 1937 para salvar el negocio de la quiebra.
El
otoño de 1942 marcaría un momento crucial en la carrera de Dubuffet ya que tomó
la decisión de dedicarse únicamente al arte. Pese a sus tardíos comienzos como
pintor, su éxito y reconocimiento internacionales fueron casi inmediatos y en
1944 tuvo su primera exposición en solitario en la galería René Drouin de
París.
A
partir de 1945 comenzó a coleccionar Art Brut, un término que él mismo
popularizó para referirse a determinadas formas artísticas que quedaban fuera
de los mecanismos de la cultura del arte. Dubuffet descubrió, exploró,
coleccionó y teorizó sobre el Art Brut,; escribió extensamente sobre el tema,
fundó la Compagnie de l'Art Brut en 1948 y llegó a reunir una gran colección de
obras realizadas por enfermos mentales y otras personas al margen de la
sociedad, cuya inocente o cruda visión y cuya técnica directa admiraba.”
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