miércoles, 4 de febrero de 2015

     Sobre el arte, el feminismo y “la importancia de llamarse Ernesto”.



     El cosmos tiene un orden (simétrico, sospecho), que hace que las cosas se den de determinada manera y no de otra.  Eso, o la publicidad ha invadido todo y cuando un dato se nos repite por distintos flancos no se trata de que sea nuestro destino dar con ello sino escrupulosa y efectiva estrategia de marketing.

     Un par de entradas atrás parafraseaba a las Guerrilla Girls subiendo su conocido cartel de los porcentuales de mujeres (artistas y desnudas) que hay en el MET de New York.  Y ayer me llegaba la referencia de un artículo sobre el mismo tema en la edición de este mes de Descubrir el Arte (publicación que sigo vía web, ya resignada a que a BAires  no nos lleguen “fácilmente” (por decirlo de algún modo) ni libros ni revistas allende los mares.

    Me he sentido compelida a considerar el asunto de la ¿discriminación? de las mujeres en el arte.  Soy mujer (un hecho) y soy artista (de medio pelo, emergente, de la periferia, o como quiera tildárseme, pero artista al cabo y eso es un hecho también), por lo que se supone que debo saber algo de esto.

   Arranco transcribiendo aquí el artículo en cuestión:
   
Guerilla Girls: el grito por la igualdad



   Con máscaras de gorilas, tacones y nombres de mujeres artistas ya fallecidas, se presentaban en los años ochenta las Guerilla Girls  para denunciar y reclamar el hueco que se merecía la mujer artista, que durante siglos se ha mantenido a la sombra del gran genio masculino.

   Nueva York fue la ciudad elegida por este colectivo de cinco mujeres  para  empapelar cada rincón con sus carteles y  llevar a cabo las acciones, con las que  consiguieron lanzar un grito por la desigualdad en el mundo del arte;  y sumar  y compartir sus planteamientos con parte de la crítica femenina, artistas e historiadoras de los años ochenta. Entre sus mensajes, está y estaba el de echar abajo la idea de un arte mayor o menor dependiendo de la raza o género del autor. También la anulación de términos y títulos como el del “artista genio” o “la obra maestra”, conceptos usados para el arte mayoritariamente masculino en el siglo XIX, y por tanto, obsoletos en la sociedad de la posmodernidad.


   Precisamente  en esta exposición, comisariada por Xabier Arakistain, se muestra toda una serie de documentación, camisetas y  carteles ordenados cronológicamente, en los que se refleja claramente que el mundo del arte “es un terreno de vanguardia social aparente, ya que tras éste se esconde el carácter conservador y un bastión del sexismo”, afirma Araskistain. 

   Un ejemplo claro y que ha traspasado las fronteras estadounidenses es el famoso cartel de Guerilla Girls de 1989, Do women have to be naked to get into the Met.Museum? Less than 5 % of the artist in contemporany art sections are women, but 85% of nudes are female (¿Tienen que estar desnudas las mujeres para entrar en el Museo Metropolitan de Nueva York? Menos del 5% de los artistas expuestos en la sección de arte moderno son mujeres, pero el 85% de los desnudos son femeninos).


   También  entre sus acciones más destacadas y de mayor repercusión se encuentra la del año 1992 frente a las puertas del Museo Guggeheim de Nueva York, donde las Guerilla Girls iniciaron una serie de protestas contra una exposición de arte contemporáneo exclusivamente masculina. Esta protesta consiguió cambiar parte del discurso expositivo para introducir piezas de artistas femeninas, como la escultora francesa Louise  Bourgeois.

   En cuanto al estilo de sus creaciones, sobre todo en los carteles que son el emblema del grupo, se nutren de un diseño gráfico publicitario, con el que juegan a introducir recursos como porcentajes y estadísticas, que apoyan a la imagen. El uso de este soporte se relaciona con el activismo político, que tanto las sufragistas de principios de siglo XX, consideradas una de las primeras iniciativas feministas, como las  militantes feministas de los años sesenta y setenta, lo utilizaron porque era un medio propagandístico eficaz y cuyos mensajes se ejemplifican con un oración breve, pero profunda, y una imagen que habla por sí sola.

   Aunque en  2015, las Guerilla Girls cumplen treinta años, no por ello han dejado de ser fieles a sus principios; así, uno de los últimos mensajes que lanzan es contra ARCO, donde denuncian que las mujeres artistas siguen estando representadas en un bajo porcentaje en la feria, en contraposición con el alto número de artistas varones.

   Si tuviésemos que definir la idea que subyace en Guerilla Girls, lo mejor sería la frase con la que se describe el colectivo feminista en un cartel de 1988, Until Feminist Has Archieved Its Goal, There is not Post-Feminism (Hasta que el feminismo no haya alcanzado sus objetivos, no habrá post-feminismo).

Para más información sobre las actividades programadas en relación a la exposición, consultar la siguiente página :http://www.mataderomadrid.org/ficha/4105/guerrilla-girls-conferencia–performance.html







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