Sobre el arte, el feminismo y “la importancia de llamarse Ernesto”.
El cosmos
tiene un orden (simétrico, sospecho),
que hace que las cosas se den de determinada manera y no de otra. Eso, o la publicidad ha invadido todo y
cuando un dato se nos repite por distintos flancos no se trata de que sea
nuestro destino dar con ello sino escrupulosa y efectiva estrategia de marketing.
Un par de
entradas atrás parafraseaba a las Guerrilla
Girls subiendo su conocido cartel de los porcentuales de mujeres (artistas
y desnudas) que hay en el MET de New York. Y ayer me llegaba la referencia de un
artículo sobre el mismo tema en la edición de este mes de Descubrir el Arte
(publicación que sigo vía web, ya resignada a que a BAires no nos lleguen “fácilmente”
(por decirlo de algún modo) ni libros ni revistas allende los mares.
Me he
sentido compelida a considerar el asunto de la ¿discriminación? de las mujeres
en el arte. Soy mujer (un hecho) y soy
artista (de medio pelo, emergente, de la periferia, o como quiera tildárseme,
pero artista al cabo y eso es un hecho también), por lo que se supone que debo
saber algo de esto.
Arranco
transcribiendo aquí el artículo en cuestión:
Guerilla Girls: el grito por la
igualdad
Con máscaras de gorilas,
tacones y nombres de mujeres artistas ya fallecidas, se presentaban en
los años ochenta las Guerilla Girls para denunciar y reclamar
el hueco que se merecía la mujer artista, que durante siglos se ha
mantenido a la sombra del gran genio masculino.
Nueva York fue la
ciudad elegida por este colectivo de cinco mujeres para
empapelar cada rincón con sus carteles y llevar a cabo las
acciones, con las que consiguieron lanzar un grito por la desigualdad en
el mundo del arte; y sumar y compartir sus planteamientos con parte
de la crítica femenina, artistas e historiadoras de los años ochenta. Entre sus
mensajes, está y estaba el de echar abajo la idea de un arte mayor o menor
dependiendo de la raza o género del autor. También la anulación de
términos y títulos como el del “artista genio” o “la obra
maestra”, conceptos usados para el arte mayoritariamente masculino en el
siglo XIX, y por tanto, obsoletos en la sociedad de la posmodernidad.
Precisamente en esta
exposición, comisariada por Xabier Arakistain, se muestra toda una serie
de documentación, camisetas y carteles ordenados cronológicamente, en los
que se refleja claramente que el mundo del arte “es un terreno
de vanguardia social aparente, ya que tras éste se esconde el
carácter conservador y un bastión del sexismo”, afirma Araskistain.
Un
ejemplo claro y que ha traspasado las fronteras estadounidenses es el famoso
cartel de Guerilla Girls de 1989, Do
women have to be naked to get into the Met.Museum? Less than 5 % of the artist
in contemporany art sections are women, but 85% of nudes are female (¿Tienen
que estar desnudas las mujeres para entrar en el Museo Metropolitan de Nueva
York? Menos del 5% de los artistas expuestos en la sección de arte moderno son
mujeres, pero el 85% de los desnudos son femeninos).
También entre sus
acciones más destacadas y de mayor repercusión se encuentra la
del año 1992 frente a las puertas del Museo Guggeheim de Nueva York, donde
las Guerilla Girls iniciaron una serie de protestas contra una exposición de
arte contemporáneo exclusivamente masculina. Esta protesta
consiguió cambiar parte del discurso expositivo para introducir piezas de
artistas femeninas, como la escultora francesa Louise Bourgeois.
En cuanto al estilo de sus
creaciones, sobre todo en los carteles que son el emblema del
grupo, se nutren de un diseño gráfico publicitario, con el que juegan a
introducir recursos como porcentajes y estadísticas, que apoyan a la
imagen. El uso de este soporte se relaciona con el activismo
político, que tanto las sufragistas de principios de siglo XX,
consideradas una de las primeras iniciativas feministas, como las militantes
feministas de los años sesenta y setenta, lo utilizaron porque
era un medio propagandístico eficaz y cuyos mensajes se ejemplifican
con un oración breve, pero profunda, y una imagen que habla por sí sola.
Aunque en 2015, las
Guerilla Girls cumplen treinta años, no por ello han dejado de
ser fieles a sus principios; así, uno de los últimos mensajes
que lanzan es contra ARCO, donde denuncian que las
mujeres artistas siguen estando representadas en un bajo porcentaje
en la feria, en contraposición con el alto número de artistas varones.
Si tuviésemos que definir
la idea que subyace en Guerilla Girls, lo mejor sería la
frase con la que se describe el colectivo feminista en un cartel de 1988, Until Feminist Has Archieved Its Goal, There
is not Post-Feminism (Hasta que el feminismo no haya alcanzado sus
objetivos, no habrá post-feminismo).
Para más información sobre las
actividades programadas en relación a la exposición, consultar la siguiente
página :http://www.mataderomadrid.org/ficha/4105/guerrilla-girls-conferencia–performance.html
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