Las
art-dealers con las que mi trabajo irá a New
York han cambiado la feria de asistencia: en lugar de la Affordable
Art Fair NY (que se desarrolla a fines de marzo) se han pasado a la ArtExpo New York que acontece en abril próximo. A efectos prácticos, para mí es lo mismo,
aunque el corrimiento temporal (de marzo a abril) me permite que me dedique de
lleno a la feria local de Arte La Plata primero, para luego poder tranquilamente seguir (a la distancia) el evento neoyorkino.
La vez
anterior que logré que una obra mía se exhibiera en las tierras del norte (a
fines de 1999), no tuve manera de estar muy al tanto ya que internet era incipiente
e inaccesible para mí. El material llegaba a uno después, cuando regresaba el curador y la obra. Se veía todo con delay.
Ahora, al poder
estar en tiempo real en todas partes gracias al misterio inconmensurable de la
web, uno puede seguir de cerca los devenires de los eventos a miles de kilómetros
de distancia. Si bien uno enloquece un
poco por estar a la vez en tantas partes (las personalidades con leve tendencia a la esquizofrenia ni que decir),
uno puede acompañar la difusión de la obra con un mínimo de inversión y menos movimiento. Ya no es necesario malvender lo que tenemos
para costearnos un pasaje y salir a la aventura con nuestras obras bajo el
brazo. En ese sentido, internet ha sido puro avance de la civilización (artística).
Allá en
1999, con organización de The Pictorial Bardon Group, viajó a New York “Huellas”, parte de la
serie Primitiva.
Viendo lo
que viajará ahora (la serie de Hondius), siento que me he vuelto
una especie de pornógrafa (¡cuántos desnudos!), situación de
la que –para encontrar una salida
elegante- inculparé también a internet.
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