viernes, 20 de febrero de 2015

   Pausa (pseudo) infantil.



    Crecí viendo por TV Plaza Sésamo (cuando era un producto típicamente mexicano) y el Show de los Muppets (cuando eran un producto inglés).  Pasaron los –muchos- años, las dos pandillas de títeres se mudaron a los Estados Unidos, a la Rana René la llamaron Kermit y pude ver (es vergonzoso, pero ha sido varias veces) su espectáculo 3D en los parques de Disney y cantar a coro con las Gallinas  en cines de Buenos Aires durante la proyección de sus dos últimas películas.

     Y ayer, cuando alguien que no nombro y no soporto, me daba el habitual discurso sobre las conveniencias de tener un Community Manager para posicionarme en los medios sociales, y me citaba ejemplos saltando en Twitter de comentarios promocionados a comentarios con entidad de hashtag (sea lo que sea eso), vi la imagen de uno de mis amados Muppets en el MOMA y desde ese momento nada más me importó que recuperar esa imagen. 


      Las imágenes son varias, del entrañable Cookie Monster recorriendo los museos neoyorkinos.  Hubiera vendido lo que me queda sin vender del alma por haber coincidido con él en septiembre pasado cuando recorrí por primera vez esos museos.  Pero me conformo con guardarme estas imágenes -que hurto de la web- con el recuerdo de mi propia visita, con la esperanza de que, en el transcurrir del tiempo que todo borronea y confunde, ambas visitas se mezclen y en alguna dimensión perdida los dos disfrutemos de Van Gogh juntos.















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