lunes, 28 de abril de 2014

 
 

     Ayer  tuve una magnífica excusa para pasar un buen rato revolviendo entre mis libros: buscar imágenes y textos para el proyecto en el que voy a participar el próximo 16 de mayo, una muestra interdisciplinaria en la Asociación Cultural Arte y Vida  (visualesayv.tumblr.com / info@acarteyvida.com.ar), de Martin Coronado.  Tres obras mías (dos de la serie de Alicia y una de Plagiaria) compartirán espacio con las de un joven grabador colombiano, música en vivo, algún desarrollo literario y una performance plástica (una obra a realizar en el momento del evento) en la que intervendrán los concurrentes. 
 

 

     El proyecto es por demás interesante, tal como lo cuentan los integrantes de la Subcomisión de Artes Visuales en su mensaje de Apertura 2014: “…Organizamos muestras todos los meses, en las que participan artistas que se cruzan con otros artistas y a los que les pedimos que se animen a compartir parte del trabajo.

    A su vez, las muestras inician con una apertura.  En estos eventos se producen cruces con música, danza y teatro.  Todo para que podamos entender y disfrutar de ese tejido de sentidos y sensaciones que se da cuando los lenguajes se encuentran.

   Previamente, cada muestra lleva un gran trabajo conceptual colectivo entre la Subcomisión y los artistas participantes.  Así, conociendo más sobre el trabajo del expositor, generamos hilos conductores que completan la experiencia frente a la obra.  Este trabajo conceptual, finalmente, se completa con el montaje de las obras, textos y gráfica en el hall de la Institución.”
 
 

 

     Uno de los libros en los que me detuve fue el de Los Libros de Alicia, la compilación de los textos de Lewis Carroll hecha por Ediciones de La Flor con ilustraciones maravillosas de Hermenegildo Sábat.  Dado lo charlado el sábado anterior en la primera reunión que tuve con los integrantes de la Subcomisión de Visuales de Arte y Vida y con Samuel (el grabador con el que trabajaremos en conjunto), buscaba un texto vinculado a la cartografía. 
 
     Recuperé la lectura La Caza del Snark,  que llevaba añares sin leer.  Y cuando rememoré la idea de un mapa “en blanco” creí entender (¡finalmente!) el “criterio” que aplican nuestros actuales gobernantes.
 

“Al Campanero  todos lo ponían por las nubes:
¡Qué presencia, qué desenvoltura, qué gracia!
¡Qué solemnidad, también! ¡Se veía que era sabio
Apenas se le miraba a la cara!  
 

Había comprado un gran mapa que representaba el mar
Sin el menor vestigio de tierra,
Y la tripulación se alegró mucho al ver que se trataba
De un mapa que todos podían entender. 
 

“¿De qué sirven Mercator, sus Polos Norte y Ecuadores,
Sus Trópicos, sus Zonas y Líneas Meridianas?”,
Gritaba el Campanero, y la tripulación respondía:
“¡No son otras cosas que signos convencionales!”  
 

“¿Quién entiende esos mapas llenos de islas y cabos?
¡Tenemos que agradecerle a nuestro valiente Capitán”
(decían los tripulantes) “que nos haya comprado el mejor:
Uno perfecta y absolutamente blanco!” 
 

Lewis Carroll,  La Caza del Snark, Los Libros de Alicia, Ediciones de la Flor,  Buenos Aires 1998, pág. 246.

 
 

L     os versos “¡Qué presencia, qué desenvoltura, qué gracia!/ ¡Qué solemnidad, también! ¡Se veía que era sabio/ Apenas se le miraba a la cara!”, apenas releerlos, hicieron que enseguida me viniera  a la cabeza nuestro celebérrimo ministro de economía, "el" Axel Kicillof.  Sin índices reales de pobreza  "por que no se la puede medir por los empalmes"; sin inflación por los precios “cuidados”; sin crisis de reservas ni  "divergencias" en los valores del dólar, sin "cepo" ni traba "alguna" para la compra de divisas por cualquier cristiano que quiera hacerlo; sin "sensación" de inseguridad, miseria y recesión....  Todo en blanco.  El mapa perfecto.

 
 
 

 
 
 

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